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Análisis de redes en la gobernanza del agua

La planète bleue dans le rouge, by Tableaux imaginaires (CC BY-ND 2.0 DEED)

El concepto de participación se utiliza ampliamente en la literatura sobre la gobernanza de los recursos naturales. Sin embargo, tal y como exponemos en un reciente comentario en Humanities and Social Sciences Communications:

  1. La participación tiene diferentes significados.
  2. La participación no siempre garantiza los resultados esperados.
  3. Esto hace necesario atender a las condiciones en las que se produce la participación efectiva.

Estas ideas se desarrollan en:

  • Maya-Jariego, I. (2024). Using stakeholder network analysis to enhance the impact of participation in water governance. Humanities and Social Sciences Communications, 11, 460. https://doi.org/10.1057/s41599-024-02958-x

A continuación, se puede consultar una versión en español, previa a la publicación definitiva.

De qué hablamos cuando hablamos de participación en la gobernanza del agua

La participación ciudadana en la gobernanza del agua puede mejorar la pertinencia, la implementación y la efectividad de las políticas públicas. Sin embargo, la participación se puede expresar en una gran diversidad de formas, en un gradiente que va desde la mera consulta pública a la gobernanza compartida de los recursos naturales. La obtención de resultados positivos depende en última instancia de las condiciones en las que se produce la participación, con factores clave tales como el liderazgo, el grado de confianza entre las partes interesadas o la interacción de los poderes públicos con la ciudadanía. El análisis de redes sociales se ha utilizado para operacionalizar los procesos de participación, contribuyendo a la identificación de líderes, la integración intersectorial, la planificación estratégica y la resolución de conflictos. En este comentario analizamos el potencial y las limitaciones de la participación en la gobernanza del agua y lo ilustramos con el caso del acuífero de la Campina de Faro, en el sur de Portugal. Proponemos que el análisis de las redes de partes interesadas resulta especialmente útil para favorecer la descentralización en la toma de decisiones y la gestión consensuada de los recursos hídricos.

Palabras clave: Participación – Gobernanza – Redes – Agua.

La participación se ha convertido en un principio básico en las políticas públicas de gestión y gobernanza del agua. La Directiva Marco del Agua de la Unión Europea promueve que los estados miembros desarrollen planes de gestión de las cuencas fluviales, a través de procesos participativos que informen, consulten e involucren activamente a todas las partes interesadas (Demetropoulou et al., 2010; Jager et al., 2016). Del mismo modo, las estrategias de «gestión integrada de los recursos hídricos urbanos» pretenden implicar a los ciudadanos en la prestación de servicios y la toma de decisiones en las ciudades, abarcando todo el ciclo del agua (Mukhtarov, Dieperink & Driessen, 2018). En las políticas de cooperación al desarrollo también se asume que la implicación de las comunidades locales podría contribuir a un acceso al agua potable sostenible y equitativo (Jones, 2011). En todos los casos se parte del supuesto de que la participación contribuye a una gestión más efectiva de los recursos naturales.

Sin embargo, el principio de participación tiene en la práctica significados muy diversos. En el ámbito de la cooperación internacional, se asocia inicialmente a la idea de que la dotación de infraestructuras (del agua) no es suficiente para contribuir al desarrollo local, sino que es necesario al mismo tiempo prestar atención a las formas de organización y el proceso de toma de decisiones (Tropp, 2007). Así, hablar de gobernanza implica pasar de un foco casi exclusivo en las infraestructuras a la consideración de factores sociales. No obstante, esto abre el abanico a una gran variedad de formas potenciales de implicación ciudadana, en un gradiente que abarca desde informar o consultar a los representantes de la comunidad local, hasta la deliberación conjunta en foros públicos o las modalidades más exigentes de cogobierno, entre otras (Margerum, 2008; Mukhtarov et al., 2018). Cabe esperar que cada forma de participación tenga sus propias dinámicas y genere resultados diferentes.

Una distinción clave consiste en diferenciar entre la participación formal impulsada por el gobierno y la participación que emerge, de abajo arriba, en contextos comunitarios (Van Buuren, Van Meerkerk & Tortajada, 2019). Por un lado, la administración pública recurre con frecuencia a la implicación de la sociedad civil para mejorar la aceptación de las políticas y para prevenir el conflicto entre las diferentes partes interesadas (Newig & Fritsch, 2009). Los consejos participativos de las cuencas hidrográficas son un claro ejemplo de este tipo de iniciativas, en los que normalmente se invita a una multiplicidad de actores para que colaboren en la toma de decisiones y en la distribución de recursos de agua escasos (Mancilla-García & Bodin, 2019). Por otro lado, hay ocasiones en las que los espacios de participación son el resultado de la autoorganización de la comunidad, ya sea como reacción a las iniciativas del gobierno o para responder a las necesidades locales (Romano, 2019). Un caso paradigmático son las asociaciones de usuarios de agua, que normalmente recurren a la autorregulación, entendida como «la gestión colectiva descentralizada de los recursos hídricos subterráneos» (Steenbergen & Shah, 2003, p. 242). Como vemos, existe una tipología amplia y diversa de arreglos institucionales con los que canalizar la participación.

Asimismo, asumir un enfoque participativo no implica necesariamente la obtención de los resultados pretendidos. Se trata de un proceso político, que depende en última instancia de la capacidad de influencia o de la formación de alianzas. Aun cuando la composición de los foros públicos se diseñe de manera inclusiva, los actores no siempre tienen el conocimiento técnico que les permite participar de manera efectiva (Mancilla-García & Bodin, 2019). La gestión del agua suele conllevar el dominio de cuestiones complejas que desequilibran la capacidad de influencia de los diferentes miembros de los comités de toma de decisiones. Otras veces es la propia estructura centralizada del estado la que se convierte en un impedimento para que un nivel adecuado de implicación de la comunidad acabe resultando efectivo (Demetropoulou et al., 2010). Por consiguiente, no siempre que la participación se considera necesaria, es suficiente para desencadenar los cambios deseados[1].

Esto hace necesario atender a las condiciones en las que se produce la participación. A ese respecto, se han señalado tres tipos de factores que tener en cuenta, que se refieren respectivamente a (1) las capacidades de los actores participantes, (2) la interacción de los poderes públicos con los participantes, y (3) la capacidad de adaptación de las instituciones públicas a las iniciativas comunitarias y, en general, a los procesos participativos (Van Buuren, Van Meerker & Tortajada, 2019). Esto significa que la obtención de resultados positivos puede depender, entre otros ingredientes, del liderazgo, el capital social interno de las organizaciones participantes, la transparencia, la capacidad de diálogo o el grado de confianza entre las partes interesadas. La participación efectiva se asienta en la motivación y las competencias de los participantes, desplegadas de un modo persistente en un contexto organizativo (con frecuencia asociaciones e iniciativas de base comunitaria) que permite el desarrollo de relaciones personales fuertes (Maya-Jariego, Holgado & Santolaya, 2023). Cada proceso participativo tiene una historia singular. Cuando se trata de la gobernanza efectiva del agua, esto nos lleva necesariamente a complementar las referencias genéricas a la participación con la operacionalización y la trazabilidad de las condiciones en que ésta se produce.

Redes de gobernanza del agua

El análisis de redes sociales es una de las aproximaciones empíricas que se ha utilizado para “traducir” el principio de participación de modo operativo. El uso más habitual ha consistido en describir los patrones de colaboración entre un conjunto de actores relevantes en la gobernanza del agua. Trazar las redes interorganizacionales de colaboración sirve para identificar a los actores con mayor centralidad, describir las relaciones entre los subgrupos existentes y evaluar el grado de integración transversal entre los diferentes sectores de la administración pública. En la Tabla 1 hemos resumido algunas de las aplicaciones más productivas del análisis de redes en la gobernanza participativa del agua. Las repasamos a continuación.

El énfasis en las propiedades estructurales de un sistema social resulta especialmente apropiado cuando pretendemos describir arreglos de gobernanza en los que están implicados multitud de actores. La gobernanza participativa puede formularse como una red de colaboración entre las agencias gubernamentales, los grupos ecologistas, las asociaciones de usuarios del agua y las organizaciones no gubernamentales, entre otros actores comunitarios relevantes. Las organizaciones son nodos que pueden estar conectados por relaciones de información, intercambio de recursos o proyectos compartidos. Esta forma de reducir la colaboración entre partes interesadas permite examinar el papel de actores individuales y, al mismo tiempo, representa el desempeño del sector del agua en su conjunto.

Los indicadores de centralidad individuales revelan indirectamente la distribución del poder en la gobernanza del agua. Es frecuente encontrar el papel dominante de los organismos gubernamentales, de modo que la mayor parte del poder recae en el sector público (Fliervoet, Geerling, Mostert & Smits, 2016; Kharanagh, Banihabib & Javadi, 2020). Se trata de estructuras jerárquicas donde el control de la toma de decisiones se concentra preferentemente en las unidades de la administración (Nabiafjadi, Sharifzadeh & Ahmadvand, 2021). Como contrapartida, hay otros actores, como las organizaciones agrarias, que a veces tienen un papel marginal pese a la demanda de agua que normalmente suponen (Gatt, 2016). Algo parecido ocurre con las áreas rurales remotas, que suelen estar desconectadas de los ámbitos institucionales donde se toman decisiones (Delgado et al., 2021). Aunque muchos usuarios del análisis de redes recurren a esta herramienta para justificar o inducir patrones de gobernanza colaborativa, con frecuencia los resultados que obtienen les enfrentan paradójicamente con los límites de los procesos de participación reales[2].

Por su parte, si nos centramos en las propiedades estructurales en su conjunto obtenemos una representación comprehensiva de cómo se articulan las relaciones entre las diferentes partes interesadas. La visión sistémica que proporciona el análisis de redes, lo convierte en una herramienta útil en la integración de diferentes agencias gubernamentales. Por ejemplo, se puede utilizar para coordinar (tanto vertical como horizontalmente) a los organismos encargados de la gestión del agua, la energía y los alimentos (Kurian, Portney, Rappold, Hannibal & Gebrechorkos, 2018). También permite conectar las organizaciones que participan en la gobernanza de ríos, lagos y acuíferos con aquellas que se centran en la humedad del suelo utilizada por las plantas[3] (Stein, Ernstson & Barron, 2011); o bien aquellas entidades que se coordinan en la protección contra inundaciones con las que se centran en la gestión de recursos naturales (Fliervoet et al., 2016).

En este ámbito se suelen identificar individuos u organizaciones que ejercen de intermediarios y conectan áreas diferenciadas de la red, facilitando la coordinación entre actores. Los intermediarios condicionan el flujo de información y recursos, facilitando el desarrollo de interacciones y contribuyendo a la construcción de capital social y confianza en el sistema social de referencia (Maya-Jariego & Holgado, 2021). En la gestión conjunta de los lagos, se ha observado que los intermediarios conectan a la administración con actores no gubernamentales y a veces se vinculan también con fuentes externas de información (Lakshmisha & Thiel, 2022). En cuencas hidrográficas sometidas a una fuerte erosión del suelo, los intermediarios conectan a las entidades locales con otras de nivel nacional, generando credibilidad y confianza tanto entre los agricultores como en los productores de energía hidroeléctrica (Vignola, McDaniels & Scholz, 2013). En contextos rurales se ha comprobado que las asociaciones de usuarios de agua agrupan actores que a veces se encuentran al margen de los foros institucionalizados y que estarían desconectados si no fuera por el papel clave de los líderes del poblado (Stein et al., 2011). En todos estos casos el papel de los intermediarios es fundamental para facilitar el entendimiento y la coordinación entre grupos heterogéneos de actores (Horning, Bauer & Cohen, 2016).

Otras aplicaciones consisten en integrar el análisis de redes en procesos de investigación-acción o de planificación estratégica. Para ello se puede combinar con metodologías cualitativas que facilitan la generación de una visión compartida entre los participantes (Ahmadi, Kerachian, Rahimi & Skardi, 2019). La representación de las relaciones permite visibilizar todos los actores que son relevantes en un área determinada (Jatel, 2013; Maya-Jariego, 2016; Ogada, Krhoda, Van Der Veen, Marani & van Oel, 2017) y monitorizar la transformación institucional hacia modelos de gobernanza adaptativa del agua (Chaffin, Garmestani, Gosnell & Craig, 2016). La evaluación de las relaciones de poder entre las partes interesadas también puede servir de apoyo para llevar a cabo negociaciones y procesos de resolución de conflictos (Reyhani & Grundmann, 2021), incluso en circunstancias de alta polarización (Rojas, Bennison, Gálvez, Claro & Castelblanco, 2020).

 

Tabla 1. Usos del análisis de redes en la gobernanza participativa del agua.

Uso Descripción Procesos de participación
·        Describir patrones de colaboración La gobernanza participativa se representa como una estructura social de interacción entre las múltiples partes interesadas. La comprensión del sistema depende de la relación elegida, que puede referirse al mero intercambio de información o a la toma de decisiones compartida.
·        Identificar líderes y actores centrales Permite examinar la distribución del poder entre los diferentes actores implicados. Esta información puede ser útil para regular la representatividad y el equilibrio de poder en la toma de decisiones.
·        Evaluar la integración intra e intersectorial

 

Consiste en examinar la articulación entre los diferentes subgrupos que componen la red, a veces a través de la identificación de intermediarios. La coordinación entre grupos de actores diversos permite la gestión integral del socio-ecosistema.
·        Contribuir a la planificación estratégica La identificación de los actores clave y sus relaciones genera una visión compartida y se puede utilizar para suscitar la acción colectiva. En este caso el análisis de redes es un catalizador de la implicación de los actores y de la formación de relaciones.
·        Facilitar la resolución de conflictos El diagnóstico de las dinámicas de poder facilita la realización de negociaciones. El mapa de relaciones proporciona una representación comprehensiva de los grupos de actores y sus relaciones entre sí, lo cual permite guiar el proceso de negociación.

 

Por consiguiente, el análisis de redes proporciona una visión estructural sobre los patrones de gobernanza, permite describir la distribución del poder y sirve para evaluar cómo se integran la heterogeneidad de actores en la gestión del socio-ecosistema. En el siguiente apartado ilustramos con un caso del Algarve, en el sur de Portugal, cómo la interacción con los servicios ecosistémicos les da forma a las relaciones de conflicto y cooperación de las partes interesadas que comparten un mismo territorio. En este caso una estrategia de gobernanza pertinente y efectiva requeriría promover el consenso en un contexto de relaciones intergrupales potencialmente conflictivas.

Partes interesadas e intermediarios en la Campina de Faro (sur de Portugal)

El acuífero Campina de Faro es una formación hidrogeológica que ocupa una superficie de 86,4 km² en el Algarve, al sur de Portugal. Está compuesto por dos subsistemas diferenciados (uno de carácter superficial y otro, un depósito inferior), que desaguan directamente en el Atlántico. Abarca los condados de Faro, Loulé y Olhão. La zona cuenta con áreas protegidas de alto valor ecológico que forman parte del Parque Natural de la Ría Formosa. El acuífero está sometido a una fuerte presión por la extracción intensiva de agua, especialmente para usos agrícolas y ganaderos. En algunas zonas se ha detectado una alta concentración de nitratos, posiblemente asociada con el uso de fertilizantes (Costa et al., 2015). Además, a través del intercambio de fluidos, la contaminación se transfiere directamente entre los acuíferos superficial y profundo (Almeida & Silva, 1987; Stigter, Ribeiro & Dill, 2006).

El desarrollo turístico costero también se ha visto reflejado en un aumento del consumo de agua. Así, en zonas como Vale de Lobo ha desembocado en situaciones de sobreexplotación, con una sensible reducción de los niveles hídricos (Almeida, Mendonça, Jesus & Gomes, 2000). Una de las actividades que ha tenido más impacto en este sentido es el turismo de golf (Videira et al., 2006). Consecuentemente, se producen episodios de intrusión de agua marina con la consiguiente contaminación salina (Da Silva, Bocanegra, Custodio, Manzano & Montenegro, 2010; Stigter et al., 2009). Una de las estrategias para afrontar la situación ha consistido en la implementación de sistemas de recarga de acuíferos (San-Sebastián-Sauto, Fernández-Escalante, Calero-Gil, Carvalho & Rodríguez-Escales, 2018) o en la desalinización (Serra, do Rosário Cameira, Cordovil & Hutchings, 2021).

Los usos turísticos y agrícolas de la zona tienen un tipo de impacto equivalente sobre los acuíferos. Aunque las consecuencias puedan variar en intensidad, en ambos casos ejercen una presión relacionada con el consumo intensivo de agua y tienen efectos de contaminación potenciales. En la agricultura se utilizan nitratos como fertilizantes que pueden afectar a la calidad del agua, mientras que el consumo excesivo asociado al turismo puede reducir los niveles hídricos y aumentar la salinidad a través de la intrusión de agua marina. Por otro lado, el turismo y la agricultura conforman sectores económicos que tienden a reforzarse mutuamente en el ámbito local.

Sin embargo, los usos turísticos y agrícolas varían en la relación que mantienen con las acciones de protección ambiental y, en general, con las iniciativas de sostenibilidad. Los agricultores han mantenido tradicionalmente una relación conflictiva con el movimiento ecologista, mientras que los atractivos ambientales se han utilizado en ocasiones como un factor de desarrollo turístico. Esto ha hecho del turismo un elemento central, con capacidad para articular el desarrollo económico local.

En la Campiña de Faro confluyen fuertes presiones agrícolas y turísticas sobre los acuíferos. Entre los actores más relevantes destacan los organismos de la administración pública, tanto a nivel regional como nacional, encargados de garantizar el suministro de agua para consumo humano y el tratamiento de las aguas residuales, a la vez que regulan y supervisan al resto de partes interesadas en el sector[4]. Por su parte, la sociedad civil se organiza en torno a una plataforma ciudadana con representantes de una serie de entidades sociales defensoras del patrimonio cultural y natural del Algarve[5]. Las iniciativas de protección ambiental y fomento de la sostenibilidad tienen una relación desigual con el sector agrícola y con el sector turístico: el primero es el mayor consumidor de la red de agua y de los acuíferos, mientras que el segundo es un eje decisivo en el desarrollo local. De acuerdo con ello, en la Figura 1 presentamos el potencial de intermediación del sector turístico local.

El plan hidrológico de la cuenca señala que en la zona oriental la calidad de las aguas subterráneas es de mala calidad, por los nitratos procedentes de la agricultura. En la zona occidental se sufre, en cambio, un problema de cantidad de agua, especialmente por el consumo asociado a la presión turística. Los episodios de sequía han contribuido a que tanto el sector agrícola como el sector turístico perciban la necesidad de actuar con urgencia. A ello se une el aumento de los costes de extracción del agua, que hace que la población en general esté más concienciada de la necesidad de sacar el máximo aprovechamiento al agua disponible.

En este contexto, uno de los retos principales consiste en generar soluciones que integren las aportaciones de usuarios con intereses diversos, al mismo tiempo que se tiene en cuenta la investigación hidrogeológica reciente[6]. Esto conlleva también en parte una transformación de las prácticas de la administración pública, que tradicionalmente ha realizado una gestión basada en la construcción de infraestructuras.

Como también se ha observado en otros contextos geográficos, en este caso la toma de decisiones está altamente centralizada en la administración pública. En parte como reacción a ese escenario, la sociedad civil se organiza en redes de defensa del patrimonio medioambiental. Sin embargo, hay otros actores que son usuarios directos de la cuenca hidrográfica para usos agrícolas y turísticos. El examen sistemático de las redes de actores en este caso podría servir tanto para facilitar la descentralización en la toma de decisiones como para facilitar una gestión consensuada de los recursos hídricos.

Figura 1. Los productos agrícolas son un atractivo turístico, por lo que existe una sinergia natural entre la afluencia de turistas y el sector primario. Las organizaciones de protección ambiental consideran que las explotaciones agrícolas son las principales consumidoras de agua de los acuíferos y una de las principales amenazas a la sostenibilidad de la región. La relación es más ambivalente con el sector turístico. Pese a que los actores turísticos aumentan la presión poblacional sobre el consumo de agua, también contribuyen a preservar el patrimonio ambiental y cultural de la región. Esto hace del turismo un eje con mayor potencial de intermediación entre las diferentes partes interesadas.

Conclusión

La participación ciudadana en la gobernanza del agua se expresa en diferentes modalidades e intensidades. El mismo término de “participación” se utiliza cuando se proporciona información a la ciudadanía, cuando determinadas propuestas de la administración se someten a consulta pública, cuando se crean comités con una representación de los diferentes actores implicados, cuando se desarrollan modelos de cogestión entre el gobierno y la sociedad civil, o cuando se transforma la estructura de la toma de decisiones para dotar de mayor poder a los grupos marginados (O’Faircheallaigh, 2010). Cada modalidad (o grado) de participación puede ser más o menos pertinente dependiendo del problema que se quiere afrontar. En cualquier caso, conviene especificar a qué nos referimos cuando hablamos de participación. En la práctica, sondear la opinión de la población, promover una representación heterogénea en los foros de toma de decisiones o dotar de mayor poder a determinados colectivos supone poner en marcha procesos políticos claramente diferenciados.

Ser explícito y específico en el uso del concepto tiene al menos dos implicaciones: No solo pone en duda el supuesto de que “mientras más participación mejor”, sino que nos empuja incluso a cuestionarnos que la participación sea siempre por defecto la mejor opción. Un estudio con una amplia cobertura internacional encontró que la participación en el intercambio de agua, ya fuese como donantes o como receptores, se asociaba con una mayor probabilidad de percibir malestar y conflicto (Wutich et al., 2022). Aunque gran parte de la investigación académica se ha centrado en los procesos de colaboración, son muchos los casos en los que la existencia de intereses contradictorios sobre el uso de los recursos naturales sale a relucir (Bodin, Mancilla-García & Robins, 2020). Por eso, pese a los beneficios observados de la cooperación en la gobernanza ambiental, parece justificado adoptar una perspectiva pragmática en la que se valore cuándo conviene recurrir a la participación (y cuándo no), qué tipo de participación es pertinente en cada caso y qué se espera que la participación aporte al proceso político. Referirse a la participación de manera genérica, como una panacea para todo tipo de problemas, resulta poco sensible a la diversidad de situaciones a las que normalmente se enfrenta la gobernanza del agua.

Sin embargo, cuando descendemos a un plano operativo, hemos encontrado que la participación facilita la inclusión de la comunidad en la toma de decisiones, puede compensar los desequilibrios de poder y contribuye a adoptar una visión integral del ecosistema. En primer lugar, la mera inclusión de la comunidad en las políticas del agua contribuye a democratizar la toma de decisiones y mejora la pertinencia de las actuaciones, especialmente por lo que respecta a los colectivos más desfavorecidos (Hossen, & Wagner, 2016). Se ha comprobado experimentalmente que el monitoreo por parte de la comunidad mejora la gestión de los recursos comunes en todo tipo de contextos socio-geográficos (Slough et al, 2021). En segundo lugar, la participación es una vía para representar la diversidad de intereses que confluyen en un mismo escenario socio-ecológico. Resulta paradójico encontrarse reiteradamente con la concentración de poder en los actores gubernamentales, pese a que la gobernanza colaborativa se propone como una alternativa horizontal en la toma de decisiones. Parte del potencial del análisis de redes está precisamente en servir de herramienta para mejorar la representatividad de los actores participantes y contribuir indirectamente a la distribución de poder (Lienert, Schnetzer & Ingold, 2013). En tercer lugar, la consideración de diferentes partes interesadas facilita la adopción de un enfoque sistémico o bio-regional, que asume una visión integrada del conjunto de recursos de una cuenca hidrográfica y promueve una gestión integrada de los recursos hídricos (Huitema et al., 2009). Tal y como indican Magdala, Eden & Shamir (2017), «los problemas de gestión y gobernanza del agua abarcan muchos componentes relacionados entre sí, que solo pueden abordarse adecuadamente al comprender sus interconexiones» (p. 6).

La participación ciudadana puede mejorar la calidad y la legitimidad de las decisiones políticas (Ianniello, Iacuzzi, Fedele & Brusati, 2019). Para que eso ocurra se tienen que dar una serie de condiciones que faciliten la interacción de largo plazo de un conjunto de actores diversos con un nivel adecuado de reconocimiento institucional[7]. Tal y como hemos mostrado, la adopción de una perspectiva estructural puede ser un medio efectivo con el que mejorar la representatividad y el funcionamiento integrado de las partes interesadas en la gobernanza del agua.

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[1] De hecho, incluso se ha indicado que bajo determinadas circunstancias la participación puede tener consecuencias negativas (Cooper and Elliott, 2000; Lawrence, 2003).

[2] En Kenia se ha documentado cómo las estrategias de gobernanza integrada no consiguieron mejorar la coordinación entre los actores locales, reduciendo la efectividad de las medidas de conservación del agua (Ngaruiya, Scheffran & Lang, 2015).

[3] Es decir, la gobernanza de lo que se ha dado en llamar, respectivamente, “agua azul” y “agua verde”.

[4] E. g. la Entidade Reguladora dos Serviços de Águas e Resíduos (ERSAR); el Conselho Nacional da Água, que forma parte de la Agência Portuguesa do Ambiente; la administración hidrográfica regional; o la empresa Águas do Algarve, que es concesionaria de los sistemas municipales de abastecimiento de agua y saneamiento en el Algarve.

[5] La Plataforma Água Sustentável integra, entre otras entidades, a representantes de A Rocha; Água é Vida; AlmargemAssociação de Defesa do Património Cultural e Ambiental do Algarve; CIVIS – Associação para o Aprofundamento da Cidadania Faro; 1540- Associação de Defesa e Promoção do Património Ambiental e Cultural de Faro; Glocal Faro; Quercus- Associação Nacional de Conservação da Natureza; y Regenerarte- Associação de Proteção e Regeneração dos Ecossistemas.

[6] Resulta prioritario conocer las dinámicas de intrusión de aguas salinas en el acuífero, así como su relación con la escasez de agua.

[7] Las estrategias participativas pueden contribuir a crear el clima político que permita trabajar los objetivos de desarrollo comunitario a largo plazo (Paneque-Salgado et al., 2009).


La transformación del espacio público

Alcalá de Guadaíra, 22 de febrero, 20.00 horas

***

El Foro Oromana ha programado una mesa redonda sobre las nuevas formas de participación y voluntariado. Tendrá lugar el próximo jueves 22 de febrero a las 20.00 en Alcalá de Guadaíra. A continuación se describe brevemente el contenido de la actividad.

La transformación del espacio público: nuevas formas de participación y voluntariado

En las últimas décadas se han transformado las formas de participación y voluntariado. Las organizaciones no gubernamentales han experimentado un proceso de profesionalización y han potenciado el componente de prestación de servicios. Las generaciones más jóvenes se vinculan con el mundo asociativo de una manera más puntual y con un nivel de compromiso menor. Al mismo tiempo, han aumentado las pautas de comportamiento individualista, orientadas a la satisfacción personal. En este contexto, las entidades sociales se enfrentan a grandes dificultades para implicar a los miembros de la comunidad de manera continuada. Generar un compromiso de largo plazo en afiliados, voluntarios y participantes se convierte en todo un reto para las organizaciones que promueven la participación. En la mesa redonda organizada por el Foro Oromana se discutirán cuáles son las estrategias que resultan efectivas en el fomento del voluntariado en la actualidad.

Participan:

  • Armando Rotea Molero, Presidente de la Plataforma Andaluza de Voluntariado.
  • Isidro Maya Jariego, Profesor Titular de Psicología Social de la Universidad de Sevilla.

Modera:

  • Antonio Sánchez, Presidente del Foro Oromana.

8 principios y 8 programas ejemplares de participación y voluntariado

Recomendaciones basadas en la evidencia

En las últimas semanas hemos publicado una colección de recomendaciones basadas en la evidencia científica para fomentar el voluntariado y la participación comunitaria. En primer lugar, hemos resumido cuáles son los principios de las acciones efectivas para promover la participación. En segundo lugar, hemos presentado 8 programas ejemplares que resumen intervenciones con las que mantener la motivación del personal voluntario, gestionar la acción voluntaria organizada y sistematizar la práctica de la participación.

  • En este enlace se puede descargar la colección completa de infografías en PDF [Infografías] [Infografías]
  • También está disponible en inglés [PDF]

Convocatoria de 2 becas en psicología

Colors by josef.stuefer (CC BY 2.0)

4744/0227 Convocatoria de beca: Grado en Psicología y/o Máster en Psicología

El Laboratorio de Redes Personales y Comunidades «convoca a concurso de méritos dos becas, según lo establecido en la normativa de “Nombramiento de becarios con cargo a contratos, convenios y proyectos de I+D” de la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla, para colaborar en el contrato de investigación titulado “Oficina técnica para la elaboración del I Plan Estratégico Integral de Voluntariado y Participación Ciudadana en Andalucía» (CP: 4744, CGT: 0227), del que Isidro Maya Jariego es profesor responsable y que se realiza en el Departamento de Psicología Social.
  • Descarga las condiciones de la beca y los requisitos de los solicitantes [pdf]
  • Consulta la lista de publicaciones y proyectos del LRPC.

Introducción a la psicología comunitaria

#ISyC

Un libro de acceso abierto para iniciarse en la psicología comunitaria

El doctor Leonard Jason, profesor de la DePaul University en Chicago, ha liderado a un grupo de académicos y expertos en intervención psicosocial para editar un manual de psicología comunitaria de acceso abierto.

El libro es un texto introductorio, escrito en un lenguaje accesible, que pretende mejorar la visibilidad de la psicología comunitaria tanto en el ámbito académico como en el ámbito profesional. Pretende facilitar un primer acercamiento, no excesivamente técnico, a los modelos y estrategias de intervención comunitaria; con cierto énfasis en las acciones de movilización comunitaria y cambio social. Se trata de un libro de texto de acceso abierto, disponibles en la plataforma electrónica Rebus, dirigido a «la nueva generación de psicólogos comunitarios». En la presentación del mismo se indica:

«Este libro le mostrará cómo analizar, investigar y abordar de manera integral los problemas de la desigualdad económica, la violencia, el abuso de sustancias, la falta de vivienda, la pobreza y el racismo. El libro aporta herramientas para asociarse con miembros de la comunidad y con las organizaciones comunitarias para promover una asignación equitativa de recursos y oportunidades.»

En la publicación han contribuido más de 40 co-autores, con una cobertura internacional, y estará conectado a la formación de nuevos profesionales a través de la Sociedad para la Investigación y la Acción Comunitarias, de la American Psychological Association. Cada capítulo incluye ejercicios prácticos, casos de intervención, videos y cuestionarios, junto con oportunidades para la reflexión sobre la acción comunitaria.

Referencia y acceso a los contenidos

  • Leonard A. Jason, Olya Glantsman, Jack O’Brien, and Kaitlyn Ramian (Eds). Introduction to Community Psychology. Becoming an Agent of Change. Rebus: Montreal, Quebec, Canada. [Acceso abierto]

El libro incluye un capítulo elaborado por miembros del Laboratorio de Redes Personales y Comunidades, en el que se presenta el concepto de Intervención Comunitaria. Para ello, a través de casos de intervención concretos, se presentan los conceptos de efectividad, implementación e investigación-acción.

  • Maya-Jariego, I. & Holgado, D. (2019). Community Interventions. In Leonard A. Jason, Olya Glantsman, Jack O’Brien, and Kaitlyn Ramian (Eds). Introduction to Community Psychology. Becoming an Agent of Change. Rebus: Montreal, Quebec, Canada. [Acceso abierto]

Barrios con alta prevalencia de extremismo islamista

Lieven Soete (CC BY-NC-SA 2.0)

Prevenir la radicalización construyendo mejores barrios

Después de los atentados de París en noviembre de 2015, el barrio de Molenbeek en Bruselas se convirtió en el paradigma de los barrios segregados en los que se desarrolla un enclave de islamismo radical. Los propietarios de pequeños negocios se sienten presionados por las bandas de jóvenes que han hecho las calles más peligrosas. Este caso ilustra cómo la violencia y la radicalización pueden ser en parte resultados de dinámicas que ocurren en el nivel meso-social, es decir, de la evolución del barrio. Coincide con otras investigaciones que han demostrado que (a) la prevalencia de la violencia en el barrio tiene un efecto en las probabilidades del comportamiento agresivo a nivel individual, (b) la exposición indirecta a la violencia en el barrio puede ser un factor de riesgo de salud mental, y, en sentido contrario, (c) la cohesión y el apoyo social en el barrio ejercen un efecto protector sobre la depresión asociada a la violencia.

Veamos el caso de los autores de atentados terroristas:

  1. En el plano individual es frecuente que su perfil corresponda al de jóvenes europeos, descendientes de inmigrantes, que inicialmente no eran religiosos pero, tras algunas experiencias personales, se han convertido y radicalizado en el islam. También es habitual que provengan de clase media o trabajadora y que, después de abandonar la escuela, hayan cometido pequeños delitos, abusado de las drogas o pasado un tiempo en la cárcel.
  2. En el plano colectivo, con cierta frecuencia suelen provenir de barrios en los que los comportamientos anteriores están relativamente generalizados. Pese a la diversidad de circunstancias, el extremismo no se distribuye aleatoriamente en la población, sino que se produce en ciertos lugares, en barrios concretos

Esto hace que determinadas políticas que promueven la integración social pueden tener un valor preventivo, tales como: (a) evitar la segregación física en el transporte y el diseño urbano, (b) mejorar la calidad del sistema educativo para prevenir el abandono temprano, (c) reducir las trabas legales y burocráticas para poner en marcha pequeños negocios, y (d) evitar las barreras institucionales que dificultan la participación y la ciudadanía activa por parte de los colectivos inmigrados.

No hay recetas mágicas. No obstante, y pese a las dificultades a la hora de ponerlo en práctica, no está de más recordar lo que sabemos…

Los barrios cohesivos y conectados con su entorno, que tienen buenas escuelas, con una alta concentración de pequeños negocios y con niveles adecuados de participación comunitaria previenen la segregación, la radicalización y los comportamientos violentos.

Referencia

Este comentario está basado parcialmente en:


Inclusión Social en Zonas Vulnerables: la Feria de Empleo Red Sevilla Norte

El Polígono Norte y su entorno se ubica entre los distritos Macarena y Norte de la ciudad de Sevilla. Sus indicadores de bienestar, salud y calidad de vida ubican a sus habitantes entre los más desfavorecidos de la ciudad. Diferentes informes identifican carencias básicas en el ámbito de la salud y la sexualidad (embarazos adolescentes, consumo de drogas, prácticas alimentarias poco saludables); familias (redes sociales desestructuradas, sexismo en roles de género); educación y formación (alto fracaso escolar, escasez de participación en las AMPAS); y empleo (alta tasa de desempleo, actitudes poco favorables hacia la economía formal, segmentación por sexos). La cercanía del asentamiento chabolista de El Vacie requiere un esfuerzo para los recursos comunitarios de la zona, ya que su atención educativa, sanitaria y de inserción laboral es a veces asumida por profesionales de esta zona.

Frente a ello, a lo largo de las últimas décadas se han puesto en marcha diferentes intervenciones integrales, generalmente con apoyo de financiación europea, y donde los diferentes dispositivos públicos (regionales y locales) han dinamizado propuestas de desarrollo sociocomunitario. Actualmente, el barrio no cuenta con esta financiación transnacional, si bien el trabajo en red entre las entidades del barrio se ha mantenido en el tiempo. De entre sus diferentes expresiones, cabría selañar la Red Sevilla Norte, una coalición comunitaria integrada por instituciones públicas,  entidades sociales y asociaciones de barrio especialmente dirigida hacia la dinamización sociolaboral de la zona.

El trabajo del Grupo Motor de la Red Sevilla Norte ha mantenido el espíritu colaborativo que la originó, promoviendo el ajuste comunitario de las políticas públicas, tales como los servicios de empleo y los recursos municipales. Además, progresivamente se va incorporando el tejido empresarial de la zona. Combina, por tanto, un enfoque integral de dinamización social del barrio junto con programas de intermediación laboral. La participación comunitaria del conjunto de entidades es clave para explicar el mantenimiento de esta red de entidades a lo largo de estos últimos años.

La 2ª Feria de Empleo Red Sevilla Norte

feriarednorte

En el marco de estas actividades conjuntas, la Red Sevilla Norte organiza el próximo 20 de octubre de 2016 la segunda edición de la Feria de Empleo Red Sevilla Norte. Tendrá lugar en el Centro Social Polivalente Hogar Virgen de los Reyes de Sevilla. El evento contará con stands informativos de empresas de la zona que estarán disponibles para atender las consultas y demandas laborales de la ciudadanía.

De igual manera, se ofrecerán talleres complementarios realizados por instituciones públicas y entidades de la zona de manera gratuita y que atenderán las siguientes temáticas:

  • Motivación y coaching hacia la búsqueda de empleo
  • Recursos del Servicio Andaluz de Empleo. Funcionamiento de su oficina virtual y oportunidades de empleo en el exterior.
  • Procesos de selección y entrevistas laborales
  • Acreditación de competencias profesionales

El horario de la Feria de Empleo Red Sevilla Norte será desde las 10:00h. a 14:30h. y de 16:30h. hasta las 18:00h.

Más información:


Rochelambert para guiris

RocheGlobal Experience Office in Jane’s Walk

Los paseos comunitarios Jane’s Walks son una invitación a «explorar la ciudad, conectar con vecinos y contar historias sobre tu comunidad». El 11 de mayo, un grupo de estudiantes de la Northeastern University (Boston, Estados Unidos) realizó una visita guiada a Rochelambert, experimentando con la confluencia de miradas del turista y el etnográfo. «Como en La tesis de Nancy, lo que para un turista es un problema de comunicación personal para un etnógrafo es una ‘lección aprendida'».

Un barrio habitable con estabilidad residencial

IMG-20160512-WA0006La primera parada fue en la Inmobiliaria Gallo, donde José contó la historia y la evolución urbana de la zona. Rochelambert se construyó en los años 1970 en una zona de campo. La constructora Urbis desarrolló una promoción de viviendas sociales. «Fue una de las primeras zonas de Sevilla en la que se empezó a construir una ciudad diferente, con calles anchas, zonas peatonales, aparcamientos, bloques armoniosos… Hasta entonces teníamos la herencia de la ciudad feudal, con calles estrechas y una normativa antigua sobre la construcción de viviendas». Rochelambert ocupa 180.000 metros cuadrados, con unas 4.000 viviendas, en su mayoría para familias, con 3 o 4 dormitorios.

El barrio tiene bastante estabilidad. Una gran parte de los primeros ocupantes siguen residiendo en la zona, después de 30 o 40 años, e incluso «vuelven a Rochelambert los nacidos aquí, después de haber vivido fuera por un tiempo». En sus inicios hubo movimientos asociativos y vecinales bastante activos, «tanto de grupos cristianos como de vecinos que se organizaron en contra de un pararrayos radioactivo». El barrio tiene buenas insfraestructuras y las paradas del Metro «nos han puesto en el centro de la ciudad».

Participación, relaciones personales y capacidad de resistencia

IMG-20160512-WA0004Pese a que en algún momento se ha transmitido una imagen distorsionada de Rochelambert, los vecinos son conscientes de las fortalezas del barrio y de su capacidad de resistencia. En la Asociación de Vecinos Al-Quivir mostraron fotografías de las actividades culturales, los jardines comunitarios y las acciones de mejora del barrio que se han llevado a cabo en los últimos años. Loli Morales, presidenta de la asociación, indicó que «el barrio ha ido envejeciendo y se hace necesario ir renovando las infraestructuras. Los vecinos siempre están pendientes de reivindicar reparaciones y están atentos a que se cuide el entorno». Por su parte, el grupo parroquial Paz y Misericordia presentó la actividad de recogida de alimentos con la colaboración de comerciantes y vecinos, y comentó la importancia simbólica de la hermandad para los residentes en el barrio. También se visitaron algunos de los puntos de encuentro del barrio, una función que cumplen las zonas peatonales, el mercado o los parques infantiles.

IMG-20160512-WA0003José Antonio contó la experiencia de un movimiento vecinal que se opuso a la construcción de un parking subterráneo y consiguió parar la iniciativa: «aquí tenemos 300 aparcamientos en superficie y los vecinos no veían la necesidad de construir un parking. El ayuntamiento y una promotora decidieron construir un aparcamiento subterráneo, junto con un edificio, sin consultar a los vecinos. Nosotros no vimos la necesidad, porque al final nos supondría pagar por una plaza de parking en un sitio en el que ya teníamos aparcamiento. Así que nos organizamos. Con la participación de los presidentes de comunidad en cada bloque nos coordinamos; cada vecino empezó a pagar un euro al mes para los gastos de carteles, desplazamiento y abogados; como pensábamos que las gruas vendrían de madrugada, hacíamos patrullas durante la noche… La prensa se hizo eco y tuvimos claro que esta batalla iba a ser ganada, que las cosas no se imponen… Creo que en eso fue importante contar en el barrio con gente que había vivido la transición de la dictadura a la democracia y sabía de la importancia de la participación política. La lucha duró cinco meses, y al final conseguimos parar el parking. Desde entonces mantenemos la amistad, porque aquello nos unió mucho».

Políticas públicas y desarrollo comunitario

IMG-20160512-WA0002El recorrido terminó en el Centro de Salud Amate. En el caso de Rochelambert se constata la importancia de la participación comunitaria de una parte de los vecinos desde los orígenes del barrio, la existencia de zonas comunes y un fuerte sentido de comunidad. También se hizo referencia a las políticas públicas de salud y bienestar, o los desarrollos recientes del carril bici y el Metro. Finalmente, las participantes -estudiantes norteamericanas- compartieron sus impresiones sobre el paseo comunitario en Rochelambert:

  • «Me ha gustado ver que los vecinos están orgullosos de su comunidad, de su barrio, y que los que participan en la asociación de vecinos están felices de participar».
  • «Hemos andado relativamente poco, pero todos los servicios estaban aquí: los colegios, los centros de salud, la asociación de vecinos. Eso es impensable en muchas ciudades de Estados Unidos. En la organización urbana es importante que los servicios estén distribuidos en las comunidades, descentralizados».
  • «A mi me ha interesado comprobar que igual en España, que en China o en Francia, la gente se organiza cuando tiene un problema o simplemente para cubrir sus necesidades».
  • «Los más jóvenes se van, pero luego vuelven, porque están conectados con el barrio. Las generaciones de los más mayores tienen unos valores de implicación cívica y un sentido de comunidad que sigue trayendo a los jóvenes de vuelta».
  • «Yo me he quedado con la importancia de los espacios comunes como valor».
  • «Es interesante que diferentes organizaciones, como la iglesia y las asociaciones, colaboran y hacen cosas juntos».
  • «En un barrio hay muchas perspectivas, cada uno ve las cosas desde su experiencia personal, pero finalmente todos pueden contribuir a conseguir las metas aportando su bagaje».
  • «Un barrio no viene dictado por el beneficio económico y eso es algo que tienen que saber las empresas inmobiliarias y los planificadores urbanos».
  • «En la asociación dijeron que no tienen afiliación política y eso me llamó la atención, porque en Estados Unidos es común encontrar una declaración partidista por parte de las entidades vecinales».
  • «Mi impresión es que en este barrio se respira vida comunitaria, que hay reacción de algunos grupos de ciudadanos cuando les quieren imponer un parking o una visión distorsionada del barrio, y que tienen bastante presencia las tradiciones y los valores católicos».
  • «Sí, es curioso que cuando en el resto del mundo estamos pensando en más coches y en miles de kilómetros de carreteras, hay gente que lo que quiere es mantener sus valores y su cultura».
  • «Creo que hay un sentido de familia, de unidad, una mentalidad en la que es importante proteger tu propio espacio, respetarlo, y conservar el entorno en el que vives«.
  • «Me han inspirado las fotos de la asociación sobre las reformas en el barrio, porque muestran que se pueden hacer cosas, que se puede ser productivo, que es posible cuando te unes con otros y trabajas por metas comunes».
  • «Cuando piensas en una ciudad, al final lo que importan son las necesidades de la gente«.
  • «En la asociación hemos visto varias mujeres, porque las mujeres son constructuras de comunidad«.

El voluntariado andaluz, a debate

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La Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, a través de la Dirección General de Participación Ciudadana y Voluntariado, en colaboración con la Plataforma Andaluza del Voluntariado, inician un proceso participativo con el propósito de diseñar el IV Plan Andaluz del Voluntariado y la revisión de la Ley 7/2001, del Voluntariado en Andalucía.

El proceso comprende dos modalidades de participación:

  • Foros asociativos provinciales, donde personas vinculadas de diferentes maneras con el movimiento asociativo y de voluntariado andaluz pueden participar en estos eventos dinamizados por las propias organizaciones sociales. Sus conclusiones servirán de documento de trabajo de cara a la configuración del futuro IV Plan Andaluz del Voluntariado y a la revisión de la Ley del Voluntariado en Andalucía. Los foros tendrán lugar del 8 al 17 de marzo de 2016. La participación en las diferentes jornadas es abierta, se puede consultar el lugar de celebración de cada provincia y gestionar las inscripciones a través del siguiente enlace.
  • Cuestionario individual de aportaciones, a través del cual cada persona puede realizar expresar su valoración sobre la situación del voluntariado en la actualidad, sus retos y contribuir con medidas específicas al diseño de ambos procesos. El cuestionario puede ser cumplimentado a través de internet en el siguiente enlace.

Puede ampliarse información sobre este proceso y sus modalidades de participación en el portal web de la Plataforma Andaluza del Voluntariado así como en la Dirección General de Participación Ciudadana y Voluntariado.


Escuela, clima social y compromiso cívico

seiuhealthcare775nw (CC BY-NC-ND 2.0)

seiuhealthcare775nw (CC BY-NC-ND 2.0)

La participación se aprende en la escuela

La participación local y el compromiso cívico de los jóvenes predice algunos comportamientos de participación ciudadana durante la adultez, tales como el voluntariado, el voto en las elecciones y la implicación en iniciativas locales. Desde un punto de vista evolutivo, la participación puede iniciarse de modo emergente en algunos contextos que por su inclinación al desarrollo de relaciones de confianza la facilitan. Es el caso de las escuelas donde hay un clima social positivo o niveles adecuados de conectividad social.

Así lo demuestra una investigación con estudiantes de enseñanza secundaria de la minoría negra en Estados Unidos: “La percepción positiva del clima escolar se asoció de manera significativa con la conectividad social en la escuela, y ésta a su vez se asoció positivamente con el compromiso cívico” (Guillaume, Jager & Rivas-Drake, 2015). Dicho efecto se mantuvo longitudinalmente.

El clima social positivo no es suficiente para resultar en compromiso cívico, sino que se hace necesario que los estudiantes se sientan conectados a la escuela. La vinculación con la escuela parece proporcionar una experiencia evolutiva de implicación con el entorno local y con la sociedad de un modo más amplio.

La participación tiene un valor transversal en las iniciativas de transformación comunitaria:

  • Por un lado, la participación ciudadana es un elemento clave de preparación para el cambio. Junto con una adecuada sensibilización respecto a los problemas sociales, la efectividad de las intervenciones depende en parte del grado de organización comunitaria. Los líderes naturales, las redes de colaboración y la implicación ciudadana facilitan el buen desarrollo de las intervenciones.
  • Por otro lado, las asociaciones y las organizaciones de base han sido tradicionalmente consideradas como espacios de mediación, que contribuyen a articular las comunidades. En esta investigación comprobamos que la escuela secundaria es una institución igualmente relevante, que puede ejercer una influencia especialmente significativa en la socialización de los jóvenes en el compromiso cívico.

Referencia del artículo

Guillaume, C., Jagers, R., & Rivas-Drake, D. (2015). Middle school as a developmental niche for civic engagement. American Journal of Community Psychology, 56 (3), 321-331. [AJCP]