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Qué funciona en la prevención

Casos de intervención psicosocial efectiva

La Editorial Pirámide ha publicado el libro «Qué funciona en la prevención comunitaria. Casos de intervención psicosocial efectiva«, coordinado por Isidro Maya Jariego y Daniel Holgado Ramos.

El manual ofrece una revisión sistemática de los programas comunitarios que resultan efectivos en la prevención de problemas sociales:

«En este libro se analiza qué funciona en la prevención comunitaria. Siguiendo la tradición de investigación-acción de Kurt Lewin, se examina de manera sistemática cuáles son las prácticas basadas en la evidencia que funcionan de manera efectiva en diferentes contextos sociales. Cada problema social requiere de intervenciones específicas y los resultados dependen en parte del sistema comunitario receptor. En la primera parte, se revisan las características de los programas efectivos y el tipo de estrategias psicosociales que se han mostrado ejemplares en la prevención de la violencia, la delincuencia, la exclusión social, el abuso de drogas, el desempleo y otros problemas sociales. En la segunda parte, se realiza una recopilación de casos de intervención psicosocial efectiva. Con una guía de análisis de programas psicosociales en diez preguntas, se presentan intervenciones para la prevención de embarazos no deseados, la rehabilitación de personas sin hogar, la prevención del abandono escolar, la orientación laboral, la reinserción de niños de la calle, la prevención del sida y la promoción del voluntariado, entre otras necesidades sociales. Finalmente, se desarrolla una visión comparada de los factores de riesgo y protección, que contribuye a sistematizar las prácticas de intervención efectivas.»

El libro tiene una parte teórica de introducción a la intervención comunitaria y una parte práctica con casos de intervención comentados:

  • Una introducción a la psicología de la intervención social y comunitaria.
  • ¿Qué es la intervención comunitaria?
  • ¿Qué resulta efectivo en la prevención?
  • ¿Qué programas pueden servir de modelos para la intervención?
  • ¿Por qué es importante la implementación?
  • Recapitulación. La comunidad en el centro de la implementación de programas.
  • Casos prácticos de intervención comunitaria.

Está pensando como un manual práctico para estudiantes de psicología o trabajo social (y profesionales de la intervención en general). Pero no es solo un libro de texto. Está estructurado de forma que se revisan hasta 16 problemas sociales diferentes y se identifican cuáles son las estrategias comunitarias efectivas en cada caso. El resultado es una visión sistemática de qué estrategias psicosociales funcionan para afrontar cada problema social en los contextos específicos de intervención.

Un adelanto de dichos contenidos se presentó en la celebración de los 50 años del programa de Psicología en la Universidad del Norte (Colombia):


Aprendizaje socioemocional e intervención psicoeducativa

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Keep playin’ kids. Cedric Lange/Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

El desarrollo socioemocional en el niño se basa en la adquisición de los conocimientos, las habilidades y las competencias necesarias para entender y manejar emociones, desarrollar relaciones positivas y empáticas con los demás y conseguir objetivos personales y grupales. El aprendizaje de competencias socioemocionales ha demostrado ser fundamental para el desarrollo integral del niño, incluyendo el rendimiento y el éxito en contextos escolares y laborales. De hecho, la intervención en las competencias sociales y emocionales de los niños ha sido una de las áreas de mayor expansión en contextos educativos, asistenciales y clínicos en los últimos años. Por ejemplo, programas como Incredible Years o Positive Action han mostrado su efectividad en la atención a problemas conductuales, desempeño académico o relaciones paterno-filiales en niños de educación básica y primaria.

Los programas de aprendizaje socioemocional se estructuran en torno a cinco competencias básicas: autoconciencia, autogestión emocional, conciencia social, habilidades sociales y toma responsable de decisiones. A corto plazo, estos programas favorecen el incremento del control emocional, las habilidades sociales, la mejora de las actitudes hacia la escuela, hacia sí mismo y hacia los demás y la creación de entornos de aprendizaje y desarrollo adecuados en la escuela y en la familia. Estos resultados pueden llevar en primer lugar a una reducción de problemas de conducta, menor número de incidencias relacionadas con conflictos en la escuela y una mejora de las relaciones familia-escuela. Por otro lado, influyen en el rendimiento académico del niño y se han mostrado como factores protectores frente a la delincuencia y el consumo de sustancias en la adolescencia y en la adultez.

Finalmente, este tipo de programas muestran cómo la conducta social y emocional positiva en los niños se basa en la adquisición de una serie de habilidades y competencias específicas, que pueden ser aprendidas y reforzadas mediante (a) cambios significativos en el clima familiar y escolar, (b) la implicación de agentes relacionados con el desarrollo del niño y (c) la intervención en etapas tempranas y periodos críticos del desarrollo del menor.

¿Por qué son efectivos los programas de aprendizaje socioemocional en la escuela?

Algunos aspectos que influyen en la efectividad de estos programas son los siguientes:

  • Base conductual. Parten del entrenamiento de competencias conductuales, a partir de estrategias de aprendizaje social, basadas en el modelado, el ensayo y la generalización de las competencias aprendidas. Las sesiones de los programas se suelen desarrollar en grupo, de modo que favorezcan el reforzamiento de las conductas y la interacción social.
  • Intervención focalizada y dirigida al problema. La mayoría de los programas de aprendizaje socioemocional efectivos se centran en el entrenamiento de unas pocas competencias o en la intervención en un problema concreto. Las intervenciones que tienen múltiples componentes y que abordan múltiples problemas pueden dispersar sus recursos y exceder las capacidades de implicación de niños, padres y docentes.
  • Intervención en el contexto escolar, familiar y comunitario. Los programas de aprendizaje socioemocional se implementan preferentemente en el contexto escolar. Se basan en la combinación de acciones transversales y complementarias al currículum académico formal. Además, proporcionas herramientas y estrategias de intervención coordinadas en el contexto escolar y comunitario. De este modo, basan parte de su efectividad en la interacción y la sinergia de diferentes escenarios y sistemas de desarrollo del niño.
  • Base teórica del cambio. Parten de modelos teóricos contrastados y con base empírica sobre el desarrollo infantil, las dinámicas familiares y el papel de los procesos socioemocionales en el rendimiento académico, las relaciones personales y el desarrollo adulto.
  • Periodo crítico de intervención. Se basan en la intervención temprana, la sincronización con periodos clave del desarrollo y la prevención primaria de problemas conductuales y emocionales. Los resultados muestran que la intervención es más efectiva en la primera infancia, cuando aun no se han instaurado comportamientos agresivos o delictivos que se encuentran integrados en diferentes sistemas de refuerzo y que se han generalizado a diferentes contextos.
  • Programas basados en la evidencia. En algunos casos, se trata de programas que han mostrado su efectividad en ensayos experimentales, en diferentes contextos y con diferentes poblaciones. Algunos repositorios como CASEL o Blueprints recogen algunos de estos programas en función de criterios de evaluación de resultados y calidad de la intervención.

Los Espacios para Crecer como estrategia de entrenamiento socioemocional en la prevención del trabajo infantil

Los Espacios para Crecer son talleres psicoeducativos que forman parte de las estrategias de intervención en prevención y erradicación del trabajo infantil del programa Edúcame Primero. Son sesiones grupales con niños trabajadores o en riesgo de trabajar, en los que se trabajan contenidos relacionados con el desarrollo personal, como las habilidades sociales, la autoestima o las relaciones positivas con los iguales, la familia y la comunidad. A su vez, incluyen componentes académicos y recreativos y plantean acciones con el centro educativo y el contexto familiar y comunitario.

El programa parte de la premisa de que el trabajo infantil puede tener una repercusión negativa en el desarrollo social y emocional del menor, además del rendimiento académico y la experiencia educativa. Ello puede desincentivar la permanencia en la escuela de estos niños y reforzar su implicación en actividades laborales. La intervención en edades tempranas, cuando la dedicación al trabajo es incipiente, sirve como estrategia (a) de retención del menor en el contexto educativo, a través de la inclusión en actividades gratificantes dentro de la escuela, (b) de amortiguación de los efectos negativos del trabajo infantil sobre el desarrollo del niño, mediante la creación de espacios seguros de aprendizaje y juego y (c) de sensibilización sobre el impacto del trabajo infantil, mediante la participación de padres y docentes.


Empatía, iniciativa y participación comunitaria en adolescentes

Community Eye Health, Victoria Francis (CC BY-NC 2.0)

Predictores de implicación comunitaria temprana

La implicación comunitaria temprana predice la participación cívica y el voluntariado durante la vida adulta. La implicación de los adolescentes y jóvenes resulta beneficiosa además tanto individualmente como a nivel comunitario.

Un estudio reciente con adolescentes y jóvenes adultos muestra que tanto el interés en mejorar personalmente como la motivación de cuidar a los demás se relacionan con una mayor implicación comunitaria entre los más jóvenes. Entre otras observaciones, se indica que:

  • La empatía, la capacidad de iniciativa y la autoestima se relacionan positivamente con la preocupación por las generaciones futuras (o “generatividad”). (La iniciativa es la habilidad de estar motivado, manteniendo la intención y el esfuerzo hacia una meta).
  • La participación en actividades vecinales y de voluntariado contribuye al desarrollo positivo de los jóvenes.
  • La “generatividad” se asocia con mayor capacidad de auto-regulación y auto-eficacia durante la adolescencia, y es un antecedente directo de la implicación comunitaria.

Desde el punto de vista de la intervención se recomienda la implementación de programas que fomenten la iniciativa y la empatía durante la adolescencia.

Referencia

  • Lawford, H. L., & Ramey, H. L. (2017). Predictors of Early Community Involvement: Advancing the Self and Caring for Others. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 133-143. [AJCP]

La participación como aprendizaje

La participación en general y el voluntariado en particular proporcionan una experiencia transformadora. La implicación temprana en iniciativas ciudadanas y en acciones de colaboración con la comunidad permiten el desarrollo de competencias y valores que se traducen en una mayor participación comunitaria durante la vida adulta. En cualquier caso, el proceso de aprendizaje no termina con la adolescencia. La vida asociativa sigue siendo uno de los ámbitos fundamentales de socialización durante la vida adulta y, en su caso, de transformación personal. Estos son algunos de los ámbitos en los que se pueden desplegar las competencias de participación:

  • Coaliciones comunitarias.
  • Campañas de concienciación ciudadana.
  • Iniciativas de acción social.
  • Experiencias de desarrollo comunitario.
  • Actividades de consultoría organizativa.
  • Diseño y desarrollo de contextos alternativos, grupos de auto-ayuda…
  • Usos de tecnologías para la acción social.

Conclusiones similares se extraían en el XIX Congreso Estatal de Voluntariado que se celebró en Sevilla en noviembre:


De la adversidad infantil a la violencia entre adolescentes

The Busy Gang, by Lars Dahlin (CC BY-NC-ND 2.0)

Espiral de trauma y violencia en adolescentes de bandas urbanas

En Estados Unidos hay unas 30.000 bandas en las que participan más de 750.000 jóvenes. La adversidad infantil y la poli-victimización durante la infancia (es decir, la exposición a diferentes formas de trauma y estrés) son un antecedente directo de la participación en bandas y el ejercicio de la violencia en las mismas.

Entre los factores de riesgo que predicen la incorporación a bandas durante la adolescencia se han documentado:

  • Los problemas económicos.
  • Pertenecer a hogares en situación de pobreza.
  • La exposición a la violencia.
  • La percepción de la escuela como un lugar inseguro.
  • La adversidad infantil, las experiencias traumáticas y la poli-victimización.

El ciclo de la violencia

La victimización y la violencia se refuerzan mutuamente. Una investigación cualitativa con adolescentes afroamericanos y latinos en Milwaukee (Wisconsin) ilustra la espiral de trauma y violencia en la que se ven envueltos:

  1. Las víctimas de experiencias traumáticas durante la infancia pueden experimentar secuelas psicológicas, tales como estrés postraumático, depresión y abuso de drogas.
  2. La exposición al trauma conduce a la normalización de la violencia (por un proceso de habituación o desensibilización), lo cual lleva a un proceso acumulativo de exposición a la violencia y la adversidad.
  3. La combinación de violencia en la familia y el barrio lleva a muchos adolescentes a buscar seguridad y afiliación en las bandas, que también les permiten obtener beneficios económicos (normalmente a través de la venta de drogas y actividades ilícitas).
  4. Sin embargo, la implicación en bandas suele conducir a más violencia y a una exposición acumulativa a procesos de trauma y victimización. Muchos reportan sentimientos de culpa e inseguridad, y conductas de venganza e hipervigilancia como parte de su participación en las bandas.
  5. El resultado frecuente es, de nuevo, ansiedad, depresión, estrés postraumático y agresión.

Los barrios con bandas

Las bandas son un fenómeno prevalente en barrios desfavorecidos o devastados, en los que hay una concentración de pobreza, drogas y violencia. La exposición directa y vicaria a la violencia forma parte del proceso de socialización. La prevalencia del comportamiento tiene un efecto de norma social. Con frecuencia, los niños han sufrido en la familia maltrato o abuso sexual, o han estado expuestos al abuso de drogas y la violencia entre sus padres. En ocasiones tienen que cuidar de sus hermanos. En general perciben que tienen opciones limitadas, que no pueden salir de las bandas ni de un estilo de vida delincuencial. Las bandas cumplen un papel central en sus vidas, de modo que desarrollan un fuerte lazo entre los miembros. Esta investigación cualitativa documenta la percepción de los adolescentes:

“Yo entré en la banda porque creo que no tenía otra opción”.

“En cinco años me veo muerto, en la cárcel o huyendo”.

Notas para la intervención

Esta investigación muestra el reforzamiento mutuo entre diferentes factores de riesgo, y el carácter acumulativo de diferentes experiencias de estrés. Las acciones preventivas durante la infancia para colectivos en alto riesgo pueden resultar especialmente eficientes en dicho contexto.

  1. Las intervenciones con adolescentes miembros de bandas deben incorporar acciones para el tratamiento de las experiencias traumáticas.
  2. También resultan pertinentes los programas de intervención temprana y prevención secundaria, con niños que han estado expuestos (o han sido testigos de) violencia.
  3. Las iniciativas para promover un empleo son prioritarios en los contextos de pobreza urbana. Otros factores protectores documentados son el comportamiento positivo de los iguales y la implicación religiosa.
  4. La rehabilitación y reintegración de los miembros de bandas en la comunidad suelen implicar «entrenamiento en habilidades, mediación familiar y comunitaria, y programas intensivos de salud mental individualizados».

Referencia

Este comentario está basado en:

Quinn, K., Pacella, M. L., Dickson‐Gomez, J., & Nydegger, L. A. (2017). Childhood adversity and the continued exposure to trauma and violence among adolescent gang members. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 36-49. [AJCP]


Los mentores informales en el afrontamiento de la discriminación étnica

Andrew Yee (CC BY 2.0)

Mentores y discriminación

Casi un tercio de la minoría latina en Estados Unidos afirma ser objeto de discriminación en su vida diaria, recibiendo un trato menos cortés o un peor servicio. Este tipo de discriminación se asocia significativamente con resultados de depresión, bienestar psicológico, rendimiento académico y salud, entre otros.

Como contrapartida, el apoyo social es uno de los factores protectores que puede compensar la situación. En el caso de los adolescentes, los mentores informales pueden resultar efectivos en la reducción del estrés y en la capacidad de afrontamiento de la discriminación étnica.

Tres modelos de apoyo social

En un estudio longitudinal con latinos residentes en Estados Unidos evaluaron la asociación entre la calidad de las relaciones con mentores y la capacidad de afrontamiento de la discriminación racial. Para ello contrastaron tres modelos sobre el funcionamiento del apoyo social:

  • El modelo de amortiguamiento del apoyo social indica que los efectos negativos del estrés sobre el bienestar psicológico se ven reducidos cuando se cuenta con apoyo social.
  • El modelo de movilización del apoyo social propone que la red de un individuo se activa y proporciona apoyo en respuesta a las circunstancias estresantes. A más estrés, más apoyo social.
  • El modelo de deterioro del apoyo social plantea que las circunstancias estresantes afectan negativamente a la percepción de apoyo disponible. A más estrés, menor percepción de apoyo disponible.

Los participantes identificaron mentores informales:

“Un adulto que tiene más experiencia que tú y al que puedes recurrir para obtener apoyo y orientación”

El único modelo que resultó significativo en el estudio fue el modelo de deterioro del apoyo: Una mayor discriminación racial se asoció significativamente con una menor calidad instrumental de los mentores, que a su vez se traducía en una peor capacidad de afrontamiento de la discriminación.

Por lo demás, (a) experimentar más estresores se asoció con peor capacidad de afrontamiento y (b) la capacidad de afrontamiento dependía más de aspectos instrumentales que relacionales de los mentores.

Los mentores como modelos de rol

  1. Este estudio ilustra que los mentores ejercen de modelos positivos de comportamiento, proporcionan apoyo social y mantienen una comunicación fluida basada en la empatía.
  2. Es importante recordar que, desde un punto de vista evolutivo, las minorías étnicas se identifican primero con la sociedad mayoritaria y que son las experiencias personales de discriminación las que les socializan en la pertenencia a la minoría étnica. Además, una identidad minoritaria positiva suele tener un efecto protector y facilita la adaptación psicológica. En este sentido, los mentores pueden cumplir un papel muy importante como modelos positivos de comportamiento para los adolescentes.

Referencia

Este comentario está basado en el artículo:

  • Sánchez, B., Mroczkowski, A. L., Liao, L. C., Cooper, A. C., Rivera, C., & DuBois, D. L. (2017). Mentoring as a Mediator or Moderator of the Association between Racial Discrimination and Coping Efficacy in Urban, Low‐Income Latina/o Youth. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 15-24. [AJCP]

Para saber más


Redes, influencia social y consumo de alcohol

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Adrià Sanchez Aràn (CC BY 2.0)

Enedina Quiroga, investigadora del grupo Salud, Bienestar y Sostenibilidad Socio-Sanitaria de la Universidad de León, coordinado por Pilar Marqués, participó en un seminario de doctorado con el Laboratorio de Redes Personales y Comunidades de la Universidad de Sevilla. Durante la sesión presentó su trabajo de investigación en desarrollo “Influencia de las redes sociales del adolescente en el consumo de alcohol”, dentro del Programa de Doctorado en Biomedicina de la Universidad de León.

En dicho trabajo estudia la influencia de las redes de amistad y las redes de consumo familiar y entre iguales en las conductas de consumo de alcohol en adolescentes en los contextos urbano y rural. El trabajo realiza aportaciones de interés a un campo de investigación que ya cuenta con un gran desarrollo teórico, metodológico y práctico. La incorporación del Análisis de Redes Sociales supone un cambio de perspectiva de enorme relevancia. La comparación entre el ámbito urbano y rural incorpora un espacio de reflexión en torno a las diferencias en los patrones de relación, comportamiento y consumo de alcohol en estos contextos. Además, la integración de las perspectivas epidemiológica, psicosocial y conductual supone una apuesta de enorme valor y alcance.

Contagio, influencia social y consumo de alcohol

La investigación sobre el papel de los procesos de influencia social en el consumo abusivo de alcohol y otras drogas es un área consolidada en las ciencias sociales. Es un ámbito que cuenta con evidencias teóricas, con conocimientos prácticos y con resultados de prevención positivos.

La confluencia de las redes con la influencia social en el consumo se ha producido de diferentes formas:

  • El análisis de los procesos de contagio, incorporando información sobre relaciones en los estudios epidemiológicos.
  • El análisis de los procesos de selección e influencia entre iguales, que redunda en normas sociales de consumo.
  • El estudio de la presión de los iguales a través de las relaciones interpersonales, tanto para valorar el inicio al consumo como el establecimiento de niveles y patrones de consumo específicos.
  • La documentación de interacciones de aprendizaje social entre iguales y en el contexto familiar, etcétera.

Uno de los elementos clave consiste en determinar qué contenido de las relaciones es objeto de análisis: la norma subjetiva, los intercambios de información, la presión social, los valores y actitudes compartidos, la prevalencia del consumo en el entorno interpersonal… Cada uno de ellos remite a contextos de investigación específicos.

Composición, estructura y escenarios de relación

En este sentido, uno de los principales retos de la investigación en este ámbito puede estar en lograr la integración de una perspectiva diádica, basadas en la influencia directa de los vínculos de amistad y de consumo sobre la conducta del adolescente, y el análisis de la estructura de relaciones y la influencia de los diferentes escenarios en los que se producen estas relaciones. En el primer caso, estaríamos hablando de estudios basados en la influencia de la composición de las redes egocéntricas de los actores de la red (con relaciones directas de primer grado) y en el segundo caso de la influencia de la posición de los actores y la estructura de relaciones (no solo directas, sino a diferentes niveles relacionales).

De hecho, la incorporación de los escenarios de conducta y relación puede suponer un cambio cualitativo en la reflexión en torno a los procesos de influencia en el consumo, a través de la comparación de diferentes relaciones en diferentes espacios y con consecuencias diversas sobre la conducta de consumo. Por ejemplo, la influencia de las posiciones en las redes de compañerismo y amistad en la clase y en el uso del tiempo libre y las redes de consumo, o la vinculación de la relación diádica a un contexto determinado (que puede funcionar como facilitador, inhibidor o modulador del proceso de influencia de esa relación).

A pesar del enorme volumen de estudios y evidencia existentes en el ámbito de las drogodependencias, existe aún margen para realizar aportaciones de interés, sobre todo en la confluencia entre diferentes perspectivas teóricas y metodológicas.