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Qué funciona para promover el voluntariado y la participación

Colors by Emi Yañez (CC BY 2.0)

En esta entrada se puede descargar el «preprint» de un nuevo artículo del Laboratorio de Redes Personales y Comunidades, titulado «Qué resulta efectivo en el fomento del compromiso ciudadano: el Plan Estratégico de Voluntariado y Participación de Andalucía».

Este estudio muestra la utilidad del aprendizaje-servicio, la formación de los líderes de asociaciones y las experiencias tempranas de participación, entre otras muchas estrategias de fomento del compromiso ciudadano. También se presentan 8 programas ejemplares para ilustrar qué resulta efectivo en (1) el voluntariado online, (2) la educación para la participación, (3) el entrenamiento de líderes comunitarios, (4) la gestión del voluntariado, (5) el fomento del asociacionismo, (6) las organizaciones de base, (7) las coaliciones comunitarias y (8) la sistematización de la práctica.

A continuación, está disponible el abstract y se puede descargar el «preprint» en español (la versión original del artículo antes de pasar por el proceso de revisión):

Este artículo describe el diseño del “Primer Plan Estratégico Integral de Voluntariado y Participación Ciudadana en Andalucía”, que establece las prioridades y estrategias para el fomento del compromiso ciudadano en la Comunidad Autónoma del sur de España. La formulación del plan estratégico se desarrolló en dos fases. En primer lugar, se llevó a cabo un análisis teórico de cuáles son las prácticas efectivas para el fomento de la participación ciudadana. En segundo lugar, se recabó la opinión de un total de 35 representantes de organizaciones del Tercer Sector. La revisión de las prácticas basadas en la evidencia permitió identificar 13 estrategias básicas de sensibilización comunitaria, educación para la participación, gestión del voluntariado y desarrollo de redes interorganizacionales. A continuación, se realizaron 19 entrevistas con representantes de las entidades sociales más prominentes en la región y 2 talleres participativos con 16 líderes del movimiento del voluntariado en Andalucía. Los resultados mostraron la existencia de un tejido social consolidado, con una “comunidad de práctica” constituida a lo largo de dos décadas en las que se han combinado de manera efectiva las estrategias de sensibilización y capacitación para el fomento del voluntariado. Los representantes del Tercer Sector consideran prioritarias las estrategias de educación para la participación, tales como el aprendizaje-servicio, las experiencias tempranas de participación durante la adolescencia, y la formación del voluntariado y de los miembros de asociaciones. Por otro lado, aunque en las organizaciones sociales son conscientes de la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de participación (más individualizadas, puntuales o episódicas), en general defienden estrategias que contribuyan a un mayor nivel de compromiso organizativo. El plan resultante integra las medidas de promoción de la participación y el voluntariado a través de acciones de carácter transversal. [ESP]

Palabras clave: Planificación estratégica – Voluntariado – Participación ciudadana – Programas ejemplares.

Referencia

  • Maya-Jariego, I., Holgado, D. & Santolaya, F. J. (2023). What Works to Promote Community Engagement: Strategic Plan for Volunteering and Participation in Andalusia (Spain). Analyses of Social Issues and Public Policy. DOI: 10.1111/asap.12344 [ASAP]

Para saber más sobre el Tercer Sector en Andalucía

  • Holgado, D. & Maya-Jariego, I. (2022). The Dichotomy between Providing Services and Supporting Social Inclusion in the Network of Third Sector Social Service Organisations. REIS. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 178: 83-100. (doi: 10.5477/cis/reis.178.83)
  • Maya-Jariego, I., Holgado, D., González-Tinoco, E., Muñoz-Alvis, A. & Ortega, M. (2020). More money, more problems? Resource dependence and professionalization of non-governmental social services organizations in Andalusia. VOLUNTAS. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations, 31(6), 1212–1225. DOI: 10.1007/s11266-020-00256-z

Diseño normativo del Plan de Voluntariado

A partir del documento anterior, el Laboratorio de Redes está actualmente trabajando con las aportaciones de 13 Consejerías de la Junta de Andalucía en el diseño del Plan de Voluntariado. Esto permite incorporar los diferentes programas y medidas impulsados por la administración pública regional que incorporan acciones de voluntariado.


Dependencia de recursos y profesionalización de las ONGs

Abstraktes Bild (Nº 635) (1987) – Gerhard Richter (1932), by Pedro Ribeiro (CC BY 2.0)

La financiación de las ONGs

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de servicios sociales dependen de una manera significativa de los recursos proporcionados por las administraciones públicas. Esto condiciona en parte su actividad, que se ha orientado en gran medida hacia la prestación de servicios y ha conllevado un proceso de profesionalización de estas entidades.

Cualquier cambio en el entorno financiero influye en las ONGs y en la sostenibilidad de sus actividades de intervención social. En un artículo publicado en la revista VOLUNTAS. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations, examinamos este proceso en el caso de las entidades de servicios sociales en Andalucía. A continuación puedes encontrar un resumen, junto con un enlace a la versión española original, antes de pasar por el proceso editorial.

La dependencia de recursos y la profesionalización de las organizaciones no gubernamentales de servicios sociales en Andalucía

Este estudio analiza las estrategias desplegadas por las organizaciones no gubernamentales del sector de los servicios sociales para afrontar la dependencia de recursos de la administración pública en el sur de España. Nos centramos en la reorganización del sistema de subvenciones públicas en España y su impacto específico en las entidades registradas en Andalucía. En 2017, las Comunidades Autónomas asumieron la gestión de una parte de las subvenciones con cargo al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas con “fines sociales”, que anteriormente gestionaba la Administración General del Estado en su totalidad. El estudio de caso combina la descripción de (a) el proceso de traspaso de la gestión de una línea de subsidios del nivel estatal al regional, (b) las estrategias de las organizaciones no gubernamentales para enfrentar el contexto de inestabilidad e incertidumbre financiera, y (c) el impacto de las bases reguladoras de las convocatorias de subvenciones en la ejecución de los programas. En primer lugar, se analiza la base de datos con todas las solicitudes presentadas en las convocatorias de 2017 y 2018 (n = 11.610 solicitudes). En segundo lugar, describimos la percepción del cambio en el sistema de gestión, desde el punto de vista de las entidades de servicios sociales del tercer sector. La combinación de ambas estrategias nos permite examinar en detalle la respuesta de las organizaciones de servicios sociales para asegurar la continuidad del presupuesto y la continuidad de los servicios. Los resultados muestran que el cambio en el sistema de gestión generó un amplio debate entre las organizaciones no gubernamentales de servicios sociales sobre las convocatorias de ayudas gestionadas por el gobierno regional. Sin embargo, el caso de estudio cualitativo mostró que la reacción de las entidades tiene más que ver con las necesidades de adaptación a un entorno financiero inestable, incierto y altamente competitivo, que con las características específicas de las convocatorias.

Referencia

  • Maya-Jariego, I., Holgado, D., González-Tinoco, E., Muñoz-Alvis, A. & Ortega, M. (2020). More money, more problems? Resource dependence and professionalization of non-governmental social services organizations in Andalusia. VOLUNTAS. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations. DOI: 10.1007/s11266-020-00256-z [VOLUNTAS] [pdf]

A continuación está disponible la versión en español, antes de pasar por el proceso editorial de la revista [Preprint en español]


Qué aprende un estudiante de psicología comunitaria

«Cerezas» by Miguel Ángel García (CC BY 2.0)

A lo largo del curso 2019-2020 he ido anotando, después de cada clase teórica de la asignatura “Psicología de la Intervención Social y Comunitaria”, los mensajes principales que reciben los estudiantes. Al final de cada sesión planteábamos un mini-debate para intentar extraer las ideas más importantes. Este es el resultado:

  1. Una de las primeras ideas que aprende un estudiante de psicología comunitaria es que “el contexto importa”. Los problemas sociales y psicológicos no se distribuyen al azar en la población sino que están directamente relacionados con los lugares de residencia, las condiciones de vida y la desigualdad de los ingresos económicos. En consecuencia, la perspectiva ecológica consiste en darle importancia a los contextos comunitarios, tanto en el análisis como en la intervención psicosocial. Esto se traduce en la práctica en la aplicación de estrategias de prevención, centradas en los factores sociales que causan los problemas psicológicos, promoviendo cambios en el contexto que tengan una duración a largo plazo.
  2. Como consecuencia de lo anterior se produce un cambio en el rol de los profesionales de la psicología, que empiezan a prestar más atención a los factores sociales que influyen en el comportamiento individual e incorporan estrategias de intervención centradas en las familias y en la comunidad. Los profesionales de la psicología pueden concebirse como agentes de cambio comunitario. También se asume la necesidad de colaboración interdisciplinar en los contextos aplicados. Los antecedentes directos de este enfoque comunitario son las experiencias efectivas de prevención de nivel poblacional en el ámbito de la salud pública, el movimiento de desinstitucionalización psiquiátrica y reforma del sistema de salud mental, y los modelos de investigación-acción.
  3. Los psicólogos comunitarios le prestan especial atención a los escenarios en los que tiene lugar la interacción social. Incluso pequeños elementos del entorno físico pueden tener un impacto significativo en el comportamiento. En determinados contextos se reproducen, de manera sistemática, patrones de relación predecibles y persistentes, con independencia de los individuos que participen en un momento determinado. Los entornos ambientales pueden evaluarse a través de la percepción del clima social, la identificación de escenarios de conducta y el análisis de redes sociales. Es decir, podemos recurrir respectivamente a la agregación de percepciones individuales, a la covariación del comportamiento con coordenadas espacio-temporales, y al estudio de la estructura de la interacción social.
  4. Los barrios constituyen uno de los entornos más estudiados en la psicología comunitaria. Es un contexto en el que diferentes procesos de nivel meso-social inciden en el comportamiento individual. En primer lugar, los problemas sociales se concentran en los barrios más desfavorecidos, de forma que se puede observar una correlación entre la desventaja social y “el código postal”. En segundo lugar, el hacinamiento, la polución o el ruido, junto a otras condiciones físicas, pueden generar estrés entre la población residente. En tercer lugar, la prevalencia de la violencia y otros comportamientos disruptivos se traduce en la exposición continuada a normas sociales negativas, que pueden reforzarse a través de procesos de aprendizaje social. No obstante lo anterior, también es un contexto que dispone de activos comunitarios y recursos positivos, tales como la participación, el apoyo social, la organización comunitaria y el sentido de comunidad.
  5. El sentido psicológico de comunidad es uno de los conceptos centrales de la disciplina, cuya preocupación surge en parte como reacción a los problemas de cohesión social derivados de la industrialización y la urbanización. Aunque se ha estudiado sobre todo la experiencia subjetiva de pertenencia a un colectivo, otros dos componentes fundamentales son la interdependencia y las redes de interacción. La conexión emocional compartida con individuos a los que no necesariamente conoces personalmente (pero a los que estás conectado a través de redes de relaciones indirectas) tiene efectos decisivos en los mecanismos de control social y en las normas sociales que inciden en el comportamiento individual. Por lo tanto, la realidad psicológica puede darse en un nivel meso-social. En este ámbito se ha comprobado que determinados lugares de los barrios, los líderes comunitarios y las asociaciones de base tienen un papel de mediación en el sentido de pertenencia. Las organizaciones comunitarias son “estructuras mediadoras”, en las que el nivel de participación resulta determinante.
  6. La otra cara de la moneda es la diversidad humana, que está en tensión dialéctica con la cohesión comunitaria. Es recomendable examinar la diversidad en el contexto de las relaciones de poder y tomar en consideración que se trata de una dimensión que no solo afecta a las minorías. Los contextos comunitarios varían en el grado de heterogeneidad de los miembros que los componen, desde entornos rurales altamente cohesivos y homogéneos hasta espacios urbanos “súper-diversos”, en los que la diversidad es la norma. Esto nos lleva a diferenciar entre la “diversidad de contextos” y los “contextos de diversidad” y revela que la identidad depende del contexto de interacción. En el caso de las minorías se ha comprobado que el grupo social de pertenencia resulta relevante después de pasar por las primeras experiencias de discriminación. Pese a que en primera instancia los miembros de las minorías se identifican con la corriente social mayoritaria, con el tiempo desarrollan una identificación con el colectivo minoritario, lo cual funciona como un factor protector ante la discriminación. Por último, tanto el concepto de distancia cultural como el modelo de aculturación permiten examinar la cultura por comparación. Es decir, con un enfoque empírico y pragmático que evita una visión esencialista de la cultura.
  7. La prevención es una estrategia de intervención comunitaria que resulta efectiva en el afrontamiento de problemas sociales. Normalmente consiste en poner en marcha acciones públicas, de nivel poblacional, que pretenden modificar aspectos comportamentales para evitar la aparición, el desarrollo o las consecuencias de un problema social. Basándose en evidencias epidemiológicas, los factores de riesgo se utilizan para definir la población objetivo y los factores protectores para fundamentar el contenido psicológico de los programas. Por lo general se traduce en una reorganización de los servicios existentes, promoviendo la incidencia en las condiciones de vida y los factores del contexto, para alcanzar a los colectivos en mayor riesgo. Los programas centrados en colectivos específicos son normalmente más eficientes que los programas de carácter universal. Los programas que se aplican durante la infancia pueden tener un impacto significativo a lo largo de la vida adulta.
  8. Muchas de las iniciativas de acción comunitaria se canalizan a través del diseño, la implementación y la evaluación de programas. Para desarrollar intervenciones efectivas es recomendable seleccionar prácticas basadas en la evidencia y adaptarlas a cada contexto específico. Eso significa combinar los principios de efectividad y ajuste comunitario. La evaluación de programas sirve para identificar qué acciones resultan efectivas en la práctica. Sin embargo, cuando dichas acciones se implementan, los resultados dependen en parte de la dosis de la intervención, las capacidades organizativas y las competencias de los aplicadores de los programas. La participación comunitaria resulta clave en la preparación para el cambio.

Para citar esta entrada

Esta entrada ha sido publicada previamente en inglés en el blog de la Society for Community Research and Action (SCRA). Para citar esta entrada, utiliza por favor la siguiente referencia:

Para saber más

También puedes consultar un breve comentario sobre los principales conceptos y modelos teóricos de la psicología comunitaria a continuación.

  • Isidro Maya Jariego (Universidad de Sevilla). Ecological Settings and Theory of Community Action. [Web] [pdf] [ESP]

Gestores de paz y postconflicto en Colombia

Reg Natarajan, Christmas lights in Colombia (CC BY 2.0)

Redes personales y medios digitales en la mediación comunitaria

Ser líder comunitario en Colombia es una actividad de riesgo. Centenares de líderes sociales han sido asesinados en los últimos años. Sin embargo, se trata de un colectivo que puede contribuir a reconstruir el tejido social tras el conflicto armado, a través de actividades de mediación y participación comunitaria. En el marco del «proceso de paz en Colombia» se han puesto en marcha programas para la formación de gestores de paz y postconflicto, que pretenden contribuir precisamente al desarrollo de las comunidades y la rehabilitación psicosocial.

En un estudio reciente encuestamos a 143 líderes comunitarios del Departamento del Atlántico, para describir el uso que hacen de los recursos sociales y personales en sus actividades de intervención psicosocial, participación comunitaria y mediación de conflictos. A continuación se resumen los contenidos del estudio y se puede descargar una versión del mismo en español.

Como parte del “Proceso de Paz en Colombia”, se han desarrollado programas de atención a las víctimas, actuaciones para la reincorporación a la vida civil de excombatientes y personas desmovilizadas del conflicto armado, y experiencias innovadoras de intervención en casos de estrés postraumático. En este estudio encuestamos a 143 líderes comunitarios del departamento del Atlántico (Colombia), participantes en un programa de capacitación de líderes comunitarios. Con un diseño mixto en el que combinamos el análisis de redes personales, escalas psicométricas y entrevistas cualitativas, describimos el uso que los mediadores comunitarios hacen de sus competencias personales, su red personal y los medios sociales en sus actuaciones para afrontar el trauma social y promover la convivencia en la comunidad local. Los resultados muestran una relación significativa entre la densidad de las redes personales y el sentido psicológico de comunidad. Paradójicamente, la alta cohesión social de las comunidades de personas desplazadas por la violencia política parece plantear dificultades objetivas en la reducción del trauma. En la discusión indicamos que la segregación socio-geográfica derivada de las políticas de vivienda, se convierte en un obstáculo para el funcionamiento efectivo de los programas de convivencia y reincorporación de víctimas y desmovilizados del conflicto armado. En este contexto, los medios sociales tales como Facebook, Twitter y WhatsApp son poco utilizados por los mediadores comunitarios en el desarrollo de sus actividades, los cuales perciben que en gran medida refuerzan las dinámicas de segregación de la población desplazada.

Redes personales, cohesión comunitaria, medios sociales, trauma, proceso de paz en Colombia.

Referencia

  • Maya-Jariego, I., De la Peña, A., Arenas, C. & Alieva, D. (2019). Personal networks, social media and community cohesion in the strategies of peace-building agents in Colombia to counteract the segregation of displaced populations. Journal of Community Psychology. DOI: 10.1002/jcop.22173

Descarga una versión del artículo en español

  • Redes personales, medios sociales y cohesión comunitaria: estrategias de los Gestores de Paz y Postconflicto en Colombia para contrarrestar la segregación de las poblaciones desplazadas [pdf]

Salud comunitaria en los barrios de Barcelona

By Alhzeia (CC BY-SA 2.0)

Comunidades y distritos de salud

El sistema de bienestar social, y en particular los servicios de salud, se enfrentan a retos significativos relacionados con las dificultades financieras y con el aumento de la desigualdad. En ese contexto se han puesto en marcha iniciativas de acción comunitaria para la promoción de la salud, especialmente en el nivel local.

En un estudio en la ciudad de Barcelona se analizaron 49 barrios utilizando indicadores sobre el grado de implicación ciudadana, la implementación de cambios organizativos y la existencia de mesas de salud u otros contextos para la participación. Esto sirvió para clasificar a los barrios en función del grado de desarrollo de iniciativas de salud comunitaria.

Las acciones de carácter comunitario suelen conllevar:

  • una reformulación del papel del sector público,
  • niveles adecuados de participación ciudadana y organización comunitaria, y
  • la puesta en marcha de políticas de renovación urbana.

Estos indicadores se combinaron en el caso de Barcelona, para describir la situación en diferentes contextos vecinales, es decir, en el nivel meso-social. El sistema de indicadores utilizados fue el siguiente:

  1. Proyectos de salud e intervenciones de base comunitaria implementados en el territorio.
    • Acciones de prevención o promoción de la salud dirigidas a la población.
    • Iniciativas de salud de base comunitaria, con la colaboración del vecindario.
    • Iniciativas comunitarias de transformación organizativa e institucional.
  2. Existencia de estructuras de participación estables.
  3. Existencia de equipos comunitarios que trabajan específicamente temas de salud, en colaboración con los recursos públicos.
  4. Existencia de un programa específico de salud en barrios.

Los resultados mostraron una clara conexión entre la fortaleza de las iniciativas comunitarias en cada barrio y la ubicación geográfica del mismo, mostrando la existencia de zonas en situación de riesgo. En consecuencia, se indica el interés de realizar estudios en profundidad de los barrios antes de poner en marcha iniciativas de prevención o promoción específicas.

Preparación comunitaria

Este tipo de evaluación y clasificación de contextos comunitarios puede aplicarse en la mejora de la implementación de programas de prevención y promoción de la salud. Concretamente, aplicando el concepto de preparación comunitaria, los programas de salud pueden adaptarse en función del nivel de sensibilización y de organización de la comunidad, como puede comprobarse en el siguiente caso de estudio:

  • “Comunidades preparadas para la salud en Andalucía” [pdf]

En el caso andaluz se observó la importancia de la interacción entre el contexto organizativo de los centros de atención primaria y las dinámicas del entorno comunitario en los distritos de salud. A través de la evaluación de 81 centros de salud, se pudo comprobar que la participación comunitaria mejora el ajuste de las acciones de prevención y de promoción de la salud. Por otro lado, dado su carácter particularista, el potencial de la acción comunitaria aumenta cuando se integra con los fines universalistas del sistema público de salud.

Para saber más

Este comentario está basado en:

  • Barbieri, N., Gallego, R., Morales, E., Rodríguez-Sanz, M., Palència, L., & Pasarín, M. I. Measuring and Analysing Community Action for Health: An Indicator-Based Typology and Its Application to the Case of Barcelona. Social Indicators Research, 139(1), 25-25. https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs11205-017-1703-4

El concepto de preparación comunitaria se puede relacionar con el uso de indicadores sociales para describir contextos comunitarios:

  • Edwards, R. W, Jumper-Thurman, P., Plested, B., Oetting, E., & Swanson, L. (2000). Community Readiness: Research to Practice. Journal of Community Psychology, 28(3), 291-307. [JCP]

Experiencias de comunidad en inmigrantes y locales

Leonardo Caforio (CC BY-NC-SA 2.0)

Inmigrantes y sociedad receptora tienen experiencias personales similares de sentido de comunidad

Los movimientos de población transforman la composición de las comunidades. Los inmigrantes internacionales se incorporan a comunidades locales con las que comparten unos colectivos de pertenencia y difieren en otros. Sin embargo, por lo que respecta a la experiencia psicológica de comunidad, parece que entre inmigrantes y locales son más las cosas que comparten que las que los diferencian.

La experiencia de los inmigrantes puede entenderse como una transición ecológica entre la comunidad local del país de origen y la comunidad local del país receptor, mediada por la comunidad relacional de compatriotas inmigrados. La gestión de estas tres pertenencias resulta determinante de los proceso de aculturación, adaptación e integración social en el país de acogida. El sentido de comunidad originario suele ser más fuerte que el resto, mientras que la experiencia de movilidad geográfica (o las experiencias de diversidad en general) contribuyen a atenuar el proceso de identificación colectiva.

Un estudio desarrollado en Italia y Estados Unidos, comparó las experiencias de sentido de comunidad de los inmigrantes y los miembros de la comunidad receptora. A través de 201 entrevistas cualitativas se comprobó que los participantes en el estudio compartían muchas similitudes en la forma de experimentar su pertenencia comunitaria. En general tanto inmigrantes como personas de la sociedad receptora tienden a valorar como más significativas e importantes las comunidades relacionales que las comunidades de base territorial. Por otro lado, mientras que las personas de la sociedad receptora tienen una noción abarcadora de las comunidades territoriales, los inmigrantes se referían normalmente al subconjunto de personas con las que tienen contacto en dicho espacio geográfico.

Por otro lado, suelen identificar estructuras de nivel intermedio, meso-sociales, e indican que “el sentido de pertenencia se basa en la proximidad, la interacción continuada, la cercanía y la percepción de similitud”. Los problemas compartidos en un territorio pueden generar experiencias similares en los inmigrantes y los miembros de la sociedad receptora, contribuyendo a una identidad común: es el caso de los problemas de delincuencia, de limpieza, de tráfico o de gestión de la propiedad.

Compartir espacios, compartir problemas, compartir comunidades

Las comunidades son colectivos más difusos que los grupos pequeños, de modo que los individuos tienen más dificultades para procesarlas de manera consciente.

  • La experiencia de la migración parece contribuir a que los individuos sean más conscientes de las comunidades en las que están insertos y de las consecuencias de dicha pertenencia en términos prácticos.
  • El sentido de comunidad requiere de participación directa y continuada en entornos sociales compartidos. Los problemas en los barrios unen a inmigrantes y sociedad receptora ante un destino común. También compartir escenarios (como un espacio religioso o una asociación) contribuye a generar sentido de pertenencia.
  • Los grupos que proporcionan apoyo de manera directa median la integración en comunidades más amplias. Las redes de familiares y amigos facilitan la conexión a estructuras más amplias.
  • Las limitaciones en términos de ciudadanía dificultan la participación de los inmigrantes en las comunidades locales y el desarrollo del sentido de pertenencia territorial. La estratificación y la segregación tienen un impacto negativo en la vida comunitaria de las poblaciones inmigradas.
  • Las escuelas públicas, los lugares de trabajo o las asociaciones ofrecen oportunidades para el desarrollo de una conexión emocional compartida entre inmigrantes y sociedad receptora.

De la complejidad del sentido de pertenencia comunitario

Una parte significativa de la investigación sobre sentido de comunidad se ha centrado en evaluar el sentido de pertenencia al barrio de residencia. (Es decir, se ha puesto el acento en la proximidad y en la homogeneidad). Sin embargo, la identidad comunitaria es un proceso más complejo que la conexión con un solo objeto de referencia:

  • Un mismo individuo participa en múltiples comunidades, geográficas y relacionales.
  • En cada comunidad puede haber diferencias internas, diversidad e incluso conflicto. Diferentes subgrupos difieren en la forma en la que se identifican con la misma comunidad de pertenencia.
  • Una comunidad puede estar anidada en categorías más amplias. Por ejemplo, un barrio forma parte de un distrito, que forma parte de una ciudad, y el individuo puede mantener una identificación diferente en cada caso (incluso a veces contradictoria).
  • Los procesos de cohesión comunitaria pueden tener una vertiente negativa y traducirse en prácticas excluyentes hacia otros colectivos.
  • De hecho, puede haber una tensión implícita entre comunidad y diversidad. En el caso de la inmigración, en las comunidades locales se detectó junto con un debate sobre el “respeto a la diversidad” una expectativa de compartir elementos comunes para desplegar un sentido de comunidad positivo.

En el estudio analizado es de interés que, pese a comparar inmigrantes con sociedad receptora y el caso italiano con el de Estados Unidos, se encontraron más semejanzas que diferencias en las experiencias personales de sentido de comunidad. También se comprobó la importancia de los contextos de participación inmediatos (asociaciones, escuelas públicas, lugares compartidos) en el desarrollo del sentido de comunidad.

Para saber más

Este comentario está basado en:

  • Buckingham, S. L., Brodsky, A. E., Rochira, A., Fedi, A., Mannarini, T., Emery, L., … & Gattino, S. (2018). Shared Communities: A Multinational Qualitative Study of Immigrant and Receiving Community Members. American Journal of Community Psychology. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/ajcp.12255

Un estudio previo sobre los múltiples sentidos de comunidad en inmigrantes y personas con un estilo de vida metropolitano está disponible en:


Tres artículos que te inspiraron en tu investigación

A Weekly Illustrated Journal of Science (Public Domain)

De redes y comunidades

En el Laboratorio de Redes Personales y Comunidades hemos hecho un ejercicio en el que cada miembro del grupo ha elegido tres artículos que han influido especialmente en su investigación. Cuando se trabaja en la tesis doctoral, se suelen encontrar algunas “perlas” que ofrecen una visión especialmente comprehensiva del área de estudio o que aportan una idea clave que permite reorientar la investigación. Los hemos puesto en común para recopilar una pequeña selección de artículos inspiradores.

Son «los tres artículos que más influyeron en mi tesis doctoral». Siguiendo un orden cronológico, este es el resultado:

De las redes personales de los inmigrantes

Los tres artículos de Isidro Maya Jariego, a partir de su tesis sobre el papel de las redes de apoyo social en la adaptación psicológica de los inmigrantes:

  • Boyd, M. (1989). Family and Personal Networks in International Migration: Recent Developments and New Agendas. International Migration Review, 23, 3, 638-670. [IMR]

Es un estudio de revisión que explica muy bien las contribuciones de las redes sociales en los procesos migratorios. Este artículo se adelanta a su tiempo, indicando la agenda investigación que permitiría traducir las remesas, las visitas internacionales y los flujos de población en términos de redes.

  • Litwin, H. (1995). The social networks of elderly immigrants: An analytic typology. Journal of Aging Studies, 9(2), 155-174. [JAS]

Este es el artículo que más influyó en mi tesis doctoral y en la investigación que hice inmediatamente después. Por un lado, la idea de hacer tipologías de redes, como una estrategia que resulta eficiente en el análisis de datos y que a la vez es muy apropiada para hacer elaboraciones teóricas. Por otro lado, por el énfasis en la estructura de las relaciones, que a mí me llevó de los estudios psicológicos de apoyo social al análisis de redes sociales…

  • Massey, D.S., Goldring, L. y Durand, J. (1994). Continuities in Transnational Migration: An Analysis of Nineteen Mexican Communities. American Journal of Sociology, 99, 1492-1533. [AJS]

Es el mejor estudio empírico que tuve ocasión de leer durante mi tesis doctoral. Combina la (posiblemente) mejor explicación teórica de las cadenas migratorias con un análisis de comunidades inmigradas en el nivel meso-social. Por ejemplo, examinando la prevalencia de la migración en las comunidades de origen y el tamaño de las comunidades expatriadas.

De preparación comunitaria en atención primaria

Los tres artículos de Daniel Holgado Ramos, a partir de su tesis doctoral sobre los procesos comunitarios en el trabajo social de atención primaria en Andalucía.

  • Wandersman, A. (2003). Community Science: Bridging the Gap between Science and Practice with Community-Centered Models. American Journal of Community Psychology, 31(3-4), 227-242. [AJCP]

Para mí, uno de los artículos clave de las últimas décadas en Psicología Comunitaria. No fue el primero que trata el tema de la conexión entre ciencia y práctica en la intervención social, pero sí sienta las bases de parte de la investigación posterior sobre la implementación de programas y el papel de la comunidad en el ajuste y la efectividad. Establece además una agenda de investigación que ha dado lugar a diversas líneas de investigación y desarrollos teóricos y prácticos posteriores.

  • Edwards, R. W, Jumper-Thurman, P., Plested, B., Oetting, E., & Swanson, L. (2000). Community Readiness: Research to Practice. Journal of Community Psychology, 28(3), 291-307. [JCP]

Aunque no es el primer artículo que describe el concepto de preparación comunitaria, sí es el que más repercusión ha tenido. Al situar la preparación para el cambio en el contexto de la efectividad de programas y de la transferencia de conocimiento, lo convierte en un factor clave a tener en cuenta en la implementación. Quizás el que más influencia tuvo en mi tesis doctoral y el que más me ayudó a definir mis objetivos de estudio.

  • Feinberg, M. E., Riggs, N. R. & Greenberg, M. T. (2005). Social Networks and Community Prevention Coalitions. The Journal of Primary Prevention, 26(4), 279-298. [JPP]

Uno de los primeros artículos que aplica de forma sistemática el análisis de redes sociales en intervención social. Aunque no hace un uso excesivamente complejo de la metodología de redes, es bastante creativo y muestra el potencial del ARS en este campo. Para mi supuso todo un hallazgo en su momento.

De redes y movilidad geográfica

Los tres artículos de Romina Cachia, a partir de su tesis doctoral sobre las redes personales de cuatro grupos de extranjeros altamente cualificados en situación de movilidad geográfica.

  • Herz, A. (2015). Relational constitution of social support in migrants’ transnational personal communities. Social Networks, 40, 64-74. [SN]

While writing my PhD, I came across Herz’s article. It immediately caught my attention because it dealt exactly with the same topics of my doctoral research: social support, migrants and the use of personal networks. In this article, Herz presents his research on the personal communities of German migrants in Great Britain. It is one of the first articles which tackles how transnationality influences the provision of different dimensions of social support in migrants’ communities. Herz finds that relational characteristics (e.g. contact frequency, tie strength and transnationality) are more relevant that structural characteristics (size, density) and ego attributes (e.g. age, gender or time of residence) in explaining how migrants receive social support.

  • Bastani, S. (2007). Family comes first: Men´s and women´s personal networks in Tehran. Social Networks, 29, 357-374. [SN]

Of all the articles I read for my PhD, this is perhaps the article I can say I truly enjoyed reading. Bastani’s work is highly accessible and I love the way she writes and presents her research. The study explores the differences in the personal networks of woman and men in Tehran, from a qualitative lens and gives an insight of how personal networks work in Iran. Her findings suggest that Iranians tend to prefer same-sex networks and as opposed to most previous findings, the elderly in Tehran have larger networks. However, she also concludes that apart from such differences, she has found little variances when comparing the personal networks of Tehran people to those of similar conditions residing in Toronto and North California, highlighting, that personal networks reveal that we should be cautious when speaking of cultural uniqueness.

  • Urry, J. (2003). Social networks, travel and talk. The British Journal of Sociology, 54(2), 155-175. [BJS]

I came across Urry’s work while doing my Masters in England. In his work, I see reflected the bridge between my masters and doctoral research. His work marks one of the first reflections on how travel influences the social networks of people. He argues that the increase in communications devices had led to extensive networks, but their functioning is still highly dependent upon occasioned meetings. In my view, this work has provided an important contribution to the discourse on new media and networks, because it explored the emerging ‘network sociality’ in the context of the new media environment surging following the dot.com boom, without obliterating, rather emphasizing the importance of meetingness, which remains significant more than a decade later, irrespective of the wide diffusion of online social networks.

De los itinerarios turísticos de los rusos en Andalucía

Los tres artículos de Deniza Alieva, a partir de su tesis doctoral sobre itinerarios y redes organizativas del turismo ruso en Andalucía.

  • Shih, H. Y. (2006). Network characteristics of drive tourism destinations: An application of network analysis in tourism. Tourism Management, 27(5), 1029-1039. [TM]

Uno de los trabajos que crearon la base de mi tesis doctoral. El estudio propone utilizar el análisis de redes sociales para determinar las características particulares de aquellos destinos turísticos que atraen a los viajeros en coche. Se miden los indicadores de centralidad y se analizan los factores que más influyen en la elección de un punto particular del itinerario.

  • Baggio, R., Scott, N., & Cooper, C. (2010). Network science: A review focused on tourism. Annals of Tourism Research, 37(3), 802-827. [ATR]

Los trabajos de estos tres autores me ayudaron a ver más claramente cómo se puede estudiar el turismo a través del análisis de redes sociales. He elegido este artículo de todos sus trabajos porque aquí se hace un muy buen resumen de la aplicación de las técnicas básicas del ARS en un estudio de caso. Ayuda a entender cómo se conectan entre sí los indicadores y qué aplicación práctica pueden tener las diferentes medidas calculadas. Creo que se podría recomendar este artículo a cualquier persona que empiece a explorar el uso del ARS en el ámbito del turismo.

  • Jeuring, J. H. G., & Haartsen, T. (2017). The challenge of proximity: the (un) attractiveness of near-home tourism destinations. Tourism Geographies, 19(1), 118-141. [TG]

Como mi tesis doctoral exploraba los factores que determinan la elección de los puntos específicos de un itinerario, durante la búsqueda de literatura académica sobre el tema, encontré este artículo. Los autores describen resultados de un estudio hecho en los Países Bajos que trataba la percepción de distancia y proximidad por parte de los viajeros. Me interesó mucho este trabajo porque en la mayoría de casos la aproximación a la distancia y la proximidad se basa en los kilómetros, mientras que aquí se ve cómo influyen otros factores, como los relacionados con aspectos motivacionales.

De la prevención del trabajo infantil

Los tres artículos de Esperanza Márquez López, sobre la implementación de programas para reducir el trabajo infantil.

  • Quinby, R. K., Hanson, K., Brooke-Weiss, B., Arthur, M. W., Hawkins, J. D., & Fagan, A. A. (2008). Installing the Communities that Care prevention system: Implementation progress and fidelity in a randomized controlled trial. Journal of Community Psychology, 36(3), 313–332. [JCP]

En este artículo se analiza el funcionamiento de un programa llamado «comunidades que cuidan» que tiene como base el trabajo conjunto entre la comunidad, los facilitadores, los participantes y sus familias de manera que son protagonistas durante la implementación del programa, lo que los hace conscientes de sus cambios. La evaluación del programa destaca el cumplimiento de todas las fases de implementación planificadas y el ajuste de éstas al contexto de intervención.

  • Durlak, J. A., & DuPre, E. P. (2008). Implementation matters: A review of research on the influence of implementation on program outcomes and the factors affecting implementation. American Journal of Community Psychology, 41(3–4), 327–35. [AJCP]

Se analizan de forma sistemática los factores primordiales para analizar la implementación de un programa en una revisión de más de 500 estudios. Destaca el lazo de unión entre una buena implementación y los resultados. Se concluye la necesidad de hacer una recogida exhaustiva de todos los detalles de la implementación de un programa teniendo en cuenta los factores del entorno que rodea a los participantes, haciéndoles partícipes de las innovaciones incorporadas a los programas.

  • Berkel, C., Mauricio, A. M., Schoenfelder, E., & Sandler, I. N. (2011). Putting the pieces together: An integrated model of program implementation. Prevention Science, 12(1), 23–33. [PS]

Destaca la necesidad de crear una teoría que guíe la implementación. Pone en relación el comportamiento de los facilitadores de los programas (fidelidad, calidad de la entrega, y adaptación) y los comportamientos de los participantes (receptividad) para crear un marco desde donde se analicen las dimensiones que influyen directa o indirectamente en los resultados.

De voluntariado y participación comunitaria

Los tres artículos de Fran Santolaya sobre las prácticas de voluntariado, participación ciudadana y organización comunitaria.

  • Omoto, A. M., & Snyder, M. (1995). Sustained helping without obligation: Motivation, longevity of service, and perceived attitude change among AIDS volunteers. Journal of Personality and Social Psychology, 68(4), 671-686. [JPSP]

El artículo explora una de las expresiones solidarias más complejas, como es el caso del voluntariado. Contribuye a su descripción a través de un modelo que conecta elementos de naturaleza individual conjuntamente con elementos de tipo organizativo. El desarrollo de investigaciones posteriores a su publicación derivó en el papel que los elementos comunitarios también desempeñan en explicar las razones por las cuales las personas se involucran en actividades solidarias, así como en atender las razones que explican que haya organizaciones con más probabilidades de mantener su capital de voluntariado a lo largo del tiempo.

  • McMillan, B., Florin, P., Stevenson, J., Kerman, B., & Mitchell, R. E. (1995). Empowerment praxis in community coalitions. American Journal of Community Psychology, 23(5), 699-727. [AJCP]

Las coaliciones comunitarias pueden ser definidas como aquellas organizaciones de segundo nivel en las que diferentes actores sociales contribuyen de manera colaborativa a paliar las consecuencias negativas de un problema así como a prevenir su aparición. El artículo se adentra en el reto de identificar qué consecuencias tiene tanto en el plano individual como en el organizativo el hecho de participar activamente en la solución de problemas sociales. Con una naturalidad hoy ya contrastada, se identifican procesos de empoderamiento psicológico individual y organizativo. Subraya la relevancia de la efectividad organizacional asociada a estructuras de base no siempre tan formales, como el caso de la coaliciones comunitarias.

  • Kieffer, C. H. (1984). Citizen empowerment: A developmental perspective. Prevention in Human Services, 3(2-3), 9-36. [PHS]

Propuesta clásica a través de la cual el autor conecta tópicos esenciales en el ámbito de la intervención social y comunitaria. En el marco del estudio del liderazgo social y comunitario, se propone una lógica progresiva a través de la cual los procesos de participación ciudadana podrían estar conectados con el desarrollo de empoderamiento, identificando el sentido psicológico de comunidad como uno de sus desencadenantes. En suma, de nuevo, aspectos individuales y contextuales se combinan para explicar cómo las personas se implican en mejorar su entorno comunitario.


Experiencias de participación de un psicólogo comunitario

Melissa Mongiat (CC BY-NC-SA 2.0)

Algunas lecciones aprendidas sobre voluntariado, implicación cívica, competencias personales y cohesión local

Durante el último año he participado como voluntario en la sección “pregunte a un asesor” de la Caja de Herramientas Comunitarias. Uno de los temas recurrentes en las preguntas de los usuarios es cómo aumentar la participación de la comunidad. La participación es un valor central de la psicología comunitaria (Chavis & Wandersman, 1990; Dalton, Elias & Wandersman, 2001; Rappaport, 1987; Zimmerman, 2000). Las asociaciones y las organizaciones de base ofrecen oportunidades para desarrollar relaciones, ejercer el compromiso personal con determinadas causas sociales y desplegar diferentes formas de acción colectiva (Christens & Speer, 2011; Florin & Wandersman, 1990; Wandersman & Florin, 2000).

Es habitual que cualquier psicólogo comunitario acumule experiencias de participación a lo largo de su vida personal y profesional. El empoderamiento y la implicación de la comunidad aparecen de manera transversal en todo tipo de iniciativas de cambio social. En mi caso, desde que un grupo de amigos creamos una asociación cultural juvenil, he estado vinculado a diferentes organizaciones comunitarias y asociaciones profesionales. Desde entonces, he estado involucrado en un periódico local, en la financiación de causas comunitarias y en la contribución a una asociación ambiental, por mencionar algunos.

La mayoría de estas experiencias no las he tenido en calidad de psicólogo comunitario. Sin embargo, han resultado fundamentales en mi comprensión de los procesos de organización comunitaria y de las prácticas que promueven la cohesión social. A continuación, desarrollo una breve reflexión personal sobre dichas experiencias. Me detendré en mostrar cómo la participación guarda una relación directa con el desarrollo de competencias personales y mejora la integración comunitaria. Además, veremos varios ejemplos que ilustran cómo la participación efectiva se basa en la persistencia, el desarrollo progresivo de relaciones y la administración de incentivos con los que mantener la implicación a lo largo del tiempo.

La participación como aprendizaje

La primera experiencia de voluntariado en la que recuerdo haber participado consistió en clasificar medicinas que se enviaban a países africanos. Yo tendría unos seis o siete años. Mi madre me llevaba a una asociación de cristianos de base que recogía alimentos y medicinas para remitirlos a iniciativas de cooperación al desarrollo sobre el terreno. La tarea era tan sencilla que podía hacerla un niño. Primero mirábamos la fecha de caducidad para garantizar que la medicación no estaba en mal estado y que todavía tenía unos meses por delante para poder ser utilizada con garantías. Luego separábamos los antibióticos del resto y los organizábamos según una lista de prioridades. Con el tiempo se introdujeron regulaciones en la distribución de medicamentos, con criterios de salud pública y control farmacéutico, que impidieron que esa actividad siguieran haciéndola este tipo de asociaciones. Yo era tan pequeño que clasificar cajas de pastillas y jarabes no dejaba de ser un juego al que dedicaba dos tardes por semana. Sin embargo, aquellas experiencias iniciales de colaboración desinteresada (para atender las necesidades sociales de otras personas a las que yo no conocía), fueron posiblemente, sin saberlo, un antecedente necesario de la participación cívica posterior. Los psicólogos comunitarios sabemos que la participación temprana en acciones de voluntariado predice la implicación comunitaria durante la vida adulta (Guillaume, Jagers & Rivas-Drake, 2015; Lawford & Ramey, 2017).

Años más tarde he coordinado proyectos de cooperación internacional en Colombia y Perú. “Edúcame Primero” es una iniciativa para la prevención del trabajo infantil que normalmente se aplica en colegios, y que consiste en desarrollar acciones psicoeducativas con niños en situación de riesgo psicosocial, junto con sus familias (Maya Jariego & Holgado, 2014; Maya Jariego, 2017). Con la ayuda de becas de formación solidaria de la Universidad de Sevilla, pequeños grupos de estudiantes participaron durante algunos años en la implementación del programa. El voluntariado internacional les proporcionaba una experiencia intercultural y les permitía conocer de primera mano las condiciones de exclusión en los barrios periféricos de las grandes ciudades latinoamericanas. Cuando finalizó el programa en Lima (Perú), visitamos a cada uno de los colegios participantes en el programa para hacerles entrega de un lote de libros de lecturas infantiles, con cuentos y clásicos de la literatura en español. Repartir los libros directamente a los niños para que los colocaran en los anaqueles de la biblioteca del colegio es uno de los momentos más emocionantes que me ha proporcionado la intervención comunitaria. En mi caso me inicié en la lectura cuando era adolescente con una colección de bolsillo con libros de Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y otros clásicos del boom literario hispanoamericano. Repartir libros en algunos colegios de Latinoamérica, es decir llevar literatura de vuelta al otro lado del Atlántico, significaba devolver parte de lo que había recibido. Por eso lo viví como un gesto de gran justicia poética.

Terceros lugares en la comunidad local

Pese a estas incursiones en la cooperación internacional, las iniciativas a las que les he dedicado más tiempo se han desarrollado en el ámbito local. He de decir que esto ha ocurrido con especial intensidad en dos etapas diferentes. A principios de los 1990 fundamos un periódico en Alcalá de Guadaíra, una ciudad de tamaño medio en el entorno metropolitano de Sevilla. “La Voz de Alcalá” surgió como un medio independiente de base comunitaria, en un contexto en el que aparecían los primeros casos importantes de corrupción política en España y considerábamos necesario darle voz a los colectivos con menos poder en la comunidad local. El periódico articuló su línea editorial en torno al valor de la participación ciudadana. Creamos una sección, denominada “Tribuna abierta”, en la que cuatro invitados debatían cada semana sobre un tema de interés local. La combinación de la participación abierta con una amplia representación de la diversidad de puntos de vista contribuyó de manera efectiva al debate público y a generar una visión compartida sobre los problemas locales.

Con una filosofía muy parecida surgió también el “Foro Oromana”, una asociación cultural en cuya creación participé una década más tarde. En este caso la actividad principal consistía en organizar conferencias y debates sobre el modelo de ciudad. El contenido de los encuentros oscilaba desde las sesiones de planeamiento urbano estratégico a las mesas redondas con los candidatos a la alcaldía. El foro ciudadano se definió desde su inicio como “un lugar de encuentro entre alcalareños”. Concebíamos la asociación como un “tercer lugar” (Oldenburg, 1989) en el que los vecinos pudieran reunirse informalmente y mantener una conversación. Este tipo de espacios públicos contribuyen a una vida comunitaria activa, facilitan la conexión entre ciudadanos de diferente ideología o condición, y promueven el sentido de comunidad. En los dos casos –el periódico y el foro-, nos basamos durante un largo periodo meramente en la participación voluntaria. Con el tiempo se institucionalizaron y mejoraron su funcionamiento. Sin embargo, aquellos inicios participativos contribuyeron a formar un núcleo de participantes comprometidos que posiblemente influyeron, junto con otros factores, en que dos o tres décadas después ambas asociaciones aún sigan en activo.

Como puede comprobarse en cualquier escenario local, los estudios comunitarios han puesto de manifiesto que la vida asociativa es un ámbito fundamental de socialización y de transformación personal. Permite desplegar los valores y la conciencia crítica en el plano individual, y es un catalizador del sentido de eficacia colectiva (Chavis & Wandersman, 1990; Florin & Wandersman, 1990).

La transparencia de la participación en comunidades virtuales

También he tenido la oportunidad de implicarme activamente en varias comunidades virtuales, y en momentos puntuales he ejercido de voluntario en línea. Aunque no hay nada “virtual” en la participación online (Cravens & Ellis, 2014), me gusta utilizar, por su valor evocativo, el término que popularizó Howard Rheingold (1993). Durante muchos años he sido administrador de “E-Voluntas”, una lista de correo electrónico en la que participan voluntarios, gestores de voluntariado e investigadores. Empezó a funcionar en 2002, con la intención de “crear un canal iberoamericano sobre voluntariado, sociedad civil e intervención comunitaria”. Los contenidos giraban fundamentalmente en torno al intercambio de experiencias en la región y la sistematización de la práctica del voluntariado. Durante el primer año de funcionamiento, hicimos una traducción participativa de “la guía de voluntariado virtual” (Ellis & Cravens, 2000). Para todos los participantes fue nuestra primera experiencia de voluntariado en línea. Nos permitió explorar el potencial de las tecnologías de la información para la colaboración en red y la movilización ciudadana. Con aquella experiencia pionera no sólo comprobamos que se podía hacer voluntariado a distancia de manera efectiva, sino que también nos reveló el potencial de los espacios virtuales para la acción comunitaria.

Antes de que Twitter, Facebook y WhatsApp transformaran el ecosistema de la comunicación online, algunas listas de correo adquirieron un papel destacado entre las comunidades mediadas por ordenador más activas (Rheingold, 1993, 2000). Los foros virtuales proporcionan un medio transparente, que facilita la observación, la monitorización y el registro del grueso de la interacción que tiene lugar entre sus miembros. Esto hace de ellos, en mi opinión, un buen contexto en el que aprender estrategias de dinamización de grupos y “gestión comunitaria”. Cuando administras una lista de correo caes en la cuenta de que es importante recibir al menos un mensaje por semana, para mantener la atención continuada de los suscriptores. También se hace necesario responder a cualquier contribución, por incipiente que sea, y reforzar los pequeños logros. La participación es un proceso de medio y largo plazo, que requiere persistir en los objetivos. El administrador ejerce un liderazgo que establece el tono inicial en la lista de correo y contribuye decisivamente a la cultura del grupo. Poco a poco se va generando un núcleo de participantes activos que proporciona a los foros efectivos una estructura centro-periferia. El foro alcanza su madurez cuando los miembros de la periferia pasan a reforzar el núcleo activo, de forma que se mantiene la dinámica global incluso cuando alguno de los miembros centrales adopta un rol más pasivo. La acción participativa se caracteriza por su sostenibilidad. Con la interacción prolongada en el tiempo, la historia compartida y el desarrollo del sentido de comunidad, se va generando un sistema de intercambio de apoyo generalizado, basado en la reciprocidad, del que se benefician tanto los participantes como los observadores pasivos. Se convierte, entonces, en un recurso de valor público.

Cómo aumentar la participación

Promover la participación comunitaria es, en definitiva, una tarea muy compleja. Cuando los usuarios de la Caja de Herramientas me preguntan por este tema, evito las respuestas de carácter eminentemente teórico e intento trasladar algunas de las lecciones aprendidas en mi propia experiencia de participación. Las he resumido en la Tabla 1.

Mi recomendación suele consistir en prestar atención a las competencias de los participantes, los escenarios de interacción y la formación de un grupo cohesivo con sentido de pertenencia. Tanto los líderes como las organizaciones tienen un papel fundamental en la participación comunitaria efectiva. Además, los espacios que son capaces de congregar a individuos y colectivos diversos cuentan con un valioso potencial para la construcción comunitaria. Finalmente, se trata de un proceso que se va construyendo progresivamente, a través de una historia compartida por los participantes, y que requiere de una red mínimamente estructurada en la que emerge el sentido psicológico de comunidad (Maya-Jariego, 2004).

Como la participación tiene un valor transversal en la acción comunitaria, las lecciones pueden trasladarse posiblemente a cualquier ámbito, con independencia del problema social o de la población con la que se trabaje. No importa cuál sea el contexto, la participación es un camino largo que se sostiene en la tenacidad, el desarrollo de relaciones personales y la construcción de escenarios compartidos.

REFERENCIAS

Chavis, D. M., & Wandersman, A. (1990). Sense of community in the urban environment: A catalyst for participation and community development. American Journal of Community Psychology, 18(1), 55-81.

Christens, B. D., & Speer, P. W. (2011). Contextual influences on participation in community organizing: A multilevel longitudinal study. American Journal of Community Psychology, 47(3-4), 253-263.

Cravens, J., & Ellis, S. J. (2014). The Last Virtual Volunteering Guidebook: Fully Integrating Online Service into Volunteer Involvement. Philadelphia, PA: Energize.

Dalton, J. H., Elias, M. J., & Wandersman, A. (2001). Community psychology: Linking individuals and communities. Wadsworth/Thomson Learning.

Ellis, S. J., & Cravens, J. (2000). The Virtual Volunteering Guidebook: How to Apply the Principles of Real-World Volunteer Management to Online Service. Impact Online.

Florin, P., & Wandersman, A. (1990). An introduction to citizen participation, voluntary organizations, and community development: Insights for empowerment through research. American Journal of Community Psychology, 18(1), 41-54.

Guillaume, C., Jagers, R., & Rivas-Drake, D. (2015). Middle school as a developmental niche for civic engagement. American Journal of Community Psychology, 56 (3), 321-331

Lawford, H. L., & Ramey, H. L. (2017). Predictors of Early Community Involvement: Advancing the Self and Caring for Others. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 133-143.

Maya-Jariego, I. (2004). Sentido de comunidad y potenciación comunitaria. Apuntes de Psicología, 22(2), 187-211.

Maya-Jariego, I. (2017), “But We Want to Work”: The Movement of Child Workers in Peru and the Actions for Reducing Child Labor. American Journal of Community Psychology, 60: 430–438. doi:10.1002/ajcp.12180

Maya-Jariego, I. & Holgado, D. (2014). From Barranquilla to Lima in Reducing Child Labor: Lessons in Community Action. Global Journal of Community Psychology Practice, 5 (2), 1-6.

Oldenburg, R. (1989). The great good place: Café, coffee shops, community centers, beauty parlors, general stores, bars, hangouts, and how they get you through the day. Paragon House Publishers.

Rappaport, J. (1987). Terms of empowerment/exemplars of prevention: Toward a theory for community psychology. American Journal of Community Psychology, 15(2), 121-148.

Rheingold, H. (1993). The virtual community: Finding connection in a computerized world. Reading, MA: Addison-Wesley Longman Publishing.

Rheingold, H. (2000). The virtual community: Homesteading on the electronic frontier. Cambridge, MA: MIT press.

Wandersman, A., & Florin, P. (2000). Citizen participation and community organizations. In Handbook of Community Psychology (pp. 247-272). Springer US.

Zimmerman, M. A. (2000). Empowerment theory. In Handbook of community psychology (pp. 43-63). Springer US.

Para citar este artículo

Este artículo ha sido publicado en la sección «From Our Members» de The Community Psychologist. Por favor, utilice la siguiente referencia:

  • Maya-Jariego, I. (2018). Participation experiences of a community psychologist: Lessons learned about volunteering, civic involvement, personal competencies and local cohesion. The Community Psychologist, 51(2), 26-29.

Descarga el artículo original en el siguiente enlace: [pdf]

 


Filantropía, donaciones y voluntariado en México

Reseña de:

Butcher García-Colín, Jacqueline (Ed.). (2017). Generosidad en México II: Fuentes, cauces y destinos. Editorial Porrúa, México.

Generosidad en México

En septiembre de 2017 México vivió uno de los terremotos más devastadores de su historia reciente. Un sismo de 7.1 grados en la escala de Richter provocó graves daños materiales y 369 muertos. Los ciudadanos se organizaron de manera espontánea para responder a la catástrofe. Muchos participaron en la retirada de escombros o se auto-organizaron para señalizar el tráfico y repartir víveres. Estos hechos dan cuenta del potencial de la sociedad mexicana para la solidaridad y la ayuda mutua. Son un ejemplo de las capacidades comunitarias que emergen ante circunstancias adversas, como es el caso de los desastres naturales. Sin embargo, paradójicamente, ocurren en un contexto con una cultura filantrópica incipiente; con poco desarrollo institucional de la acción voluntaria organizada; en un clima de desconfianza, y a veces conflicto, de la sociedad civil hacia el gobierno; y en un entorno legal complejo, que plantea grandes dificultades de funcionamiento a las organizaciones sin fines de lucro. De ahí la pertinencia de evaluar de una manera realista y objetiva las peculiaridades de las donaciones, el voluntariado y la filantropía en este país.

El libro Generosidad en México II es un análisis de las iniciativas de filantropía y voluntariado en México, con especial atención a las donaciones y a las organizaciones de la sociedad civil. El volumen, impulsado por el Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil (CIESC), es una colección de capítulos escritos por diversos especialistas con el propósito de informar sobre “los donativos en tiempo, dinero y especie que los mexicanos aportan a su comunidad de manera individual o a través de las diversas entidades donantes que existen en el país” (p. 8). Entre otros temas, dedica capítulos específicos a la filantropía individual, las acciones de voluntariado, las fundaciones donantes y la filantropía transfronteriza de Estados Unidos a México.

El CIESC pretende generar este tipo de datos de manera continua, de modo que se convierta en una fuente de referencia sobre el Tercer Sector en México. De hecho, este libro actualiza los datos de un estudio similar, con el mismo título, publicado en 2013, de modo que introduce algunas primeras comparaciones sobre la evolución en el tiempo de las prácticas de solidaridad en el país. El informe es una herramienta para mejorar la transparencia en el sector. Para ello recopila, dimensiona y analiza las iniciativas de la sociedad civil que son una fuente de transformación social, en complementariedad con los esfuerzos gubernamentales.

Jacqueline Butcher define el donativo como aquella “provisión voluntaria y libre de recursos de cualquier índole en beneficio de terceros fuera del círculo familiar para el beneficio de la sociedad” (p. 18). La contribución principal de esta investigación consiste precisamente en medir las dimensiones de dicha realidad en México, aportando cifras sobre los donativos monetarios por parte de fuentes privadas y sobre la participación voluntaria organizada.

El foco central del libro son las aportaciones monetarias, ya sea a través de donaciones individuales (Capítulo 1) o de organizaciones donantes (Capítulos 3 y 4). Con datos de una encuesta representativa, se pone de manifiesto que más de la mitad de los mexicanos realizaron algún tipo de donación monetaria en el último año, en la mayoría de los casos en la forma de ayuda directa en la calle. La probabilidad de donar es mayor entre aquellas personas que tienen hijos, que tienen una historia previa de participación voluntaria o que han sido receptores de recursos en el pasado. Por lo que respecta a las organizaciones, más de la mitad están localizadas en la Ciudad de México y predominan las fundaciones empresariales y privadas. La ayuda se destina preferentemente a financiar programas educativos y servicios humanos.

La participación voluntaria en acciones de solidaridad está ampliamente extendida en la población mexicana (Capítulo 2). Más del 80 por ciento de los mexicanos participó en alguna acción voluntaria organizada en el último año. Este tipo de actividades se realizan en su mayoría en un contexto colectivo, ya sea a través de instituciones que disponen de un local o en agrupaciones informales de amigos. Los destinarios de la colaboración suelen ser la escuela, la iglesia y el barrio (p. 116). A juicio de los autores, estos datos se corresponden con una “larga historia” de solidaridad, ayuda mutua y participación comunitaria en México (p. 17).

El Capítulo 6 proporciona un elemento de contraste, puesto que se centra en la filantropía transfronteriza desde Estados Unidos a México. Se trata de intercambios que abarcan desde las remesas de los inmigrantes mexicanos a la ayuda oficial al desarrollo, pasando por las fundaciones de carácter comunitario. A diferencia de las donaciones locales, que se centran en la prestación de servicios sociales y educativos, la cooperación transfronteriza se concentra en programas para la defensa de los derechos humanos y la protección del medio ambiente. En este contexto, el apoyo a la agricultura ha sido uno de los enfoques tradicionales en la relación de los Estados Unidos con México. De hecho, casi desde la Revolución Mexicana ha sido una de las líneas de cooperación de la Fundación Rockefeller (Fitzgerald, 1986, citado en p. 290); y actualmente, uno de los donantes estadounidense más significativo según el volumen de donaciones es la Bill & Melinda Gates Foundation, que destina recursos especialmente al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). No obstante, Estados Unidos es el segundo donante en la cooperación internacional con México, por detrás de Alemania (p. 296-297).

En su conjunto, el libro proporciona una descripción genérica de las donaciones solidarias en México. Los datos muestran una sociedad mexicana que colabora ampliamente en acciones de voluntariado y participación comunitaria, destacando entre otros los programas educativos y las iniciativas que tienen como contexto de referencia la escuela. Con cierta frecuencia estas acciones ocurren de manera puntual e informal, es decir, pese a las dificultades institucionales con las que se encuentra la acción filantrópica organizada. Las fundaciones empresariales tienen un papel relevante en las donaciones monetarias, en un escenario en el que la ayuda suele estar bastante concentrada tanto por el número de organizaciones implicadas como por la distribución geográfica de las mismas.

La Generosidad en México es el segundo volumen de una serie que puede ayudar a conocer de manera objetiva el alcance del voluntariado y la filantropía en México, e indirectamente a promover la solidaridad organizada en el país.

Referencias

Fitzgerald, D. (1986). Exporting American Agriculture: The Rockefeller Foundation in Mexico, 1943-53. Social Studies of Science, 16(3), 457-483.

Para citar esta reseña:

Maya-Jariego, I. (2018). Book review of Generosidad en México II. Fuentes, cauces y destinos by Jacqueline Butcher. Voluntas. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations. DOI: 10.1007/s11266-017-9930-5


Empatía, iniciativa y participación comunitaria en adolescentes

Community Eye Health, Victoria Francis (CC BY-NC 2.0)

Predictores de implicación comunitaria temprana

La implicación comunitaria temprana predice la participación cívica y el voluntariado durante la vida adulta. La implicación de los adolescentes y jóvenes resulta beneficiosa además tanto individualmente como a nivel comunitario.

Un estudio reciente con adolescentes y jóvenes adultos muestra que tanto el interés en mejorar personalmente como la motivación de cuidar a los demás se relacionan con una mayor implicación comunitaria entre los más jóvenes. Entre otras observaciones, se indica que:

  • La empatía, la capacidad de iniciativa y la autoestima se relacionan positivamente con la preocupación por las generaciones futuras (o “generatividad”). (La iniciativa es la habilidad de estar motivado, manteniendo la intención y el esfuerzo hacia una meta).
  • La participación en actividades vecinales y de voluntariado contribuye al desarrollo positivo de los jóvenes.
  • La “generatividad” se asocia con mayor capacidad de auto-regulación y auto-eficacia durante la adolescencia, y es un antecedente directo de la implicación comunitaria.

Desde el punto de vista de la intervención se recomienda la implementación de programas que fomenten la iniciativa y la empatía durante la adolescencia.

Referencia

  • Lawford, H. L., & Ramey, H. L. (2017). Predictors of Early Community Involvement: Advancing the Self and Caring for Others. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 133-143. [AJCP]

La participación como aprendizaje

La participación en general y el voluntariado en particular proporcionan una experiencia transformadora. La implicación temprana en iniciativas ciudadanas y en acciones de colaboración con la comunidad permiten el desarrollo de competencias y valores que se traducen en una mayor participación comunitaria durante la vida adulta. En cualquier caso, el proceso de aprendizaje no termina con la adolescencia. La vida asociativa sigue siendo uno de los ámbitos fundamentales de socialización durante la vida adulta y, en su caso, de transformación personal. Estos son algunos de los ámbitos en los que se pueden desplegar las competencias de participación:

  • Coaliciones comunitarias.
  • Campañas de concienciación ciudadana.
  • Iniciativas de acción social.
  • Experiencias de desarrollo comunitario.
  • Actividades de consultoría organizativa.
  • Diseño y desarrollo de contextos alternativos, grupos de auto-ayuda…
  • Usos de tecnologías para la acción social.

Conclusiones similares se extraían en el XIX Congreso Estatal de Voluntariado que se celebró en Sevilla en noviembre:


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