Estrés, desconfianza comunitaria e impacto económico de la separación familiar
En el caso de Estados Unidos la deportación ha aumentado de manera muy significativa en las últimas décadas. La Sociedad para la Investigación y la Acción Comunitarias, División 27 de la Asociación Americana de Psicología, ha publicado una declaración política en la que se posiciona respecto a las prácticas de deportación de inmigrantes y las consecuencias psicosociales que suele conllevar.
Las políticas de inmigración se han ido alejando progresivamente de las metas de reagrupación familiar a la vez que se han reducido las restricciones legales a la deportación. La investigación psicológica ha documentado consecuencias negativas de la deportación en los niveles individual, familiar y comunitario, como resumimos a continuación:
- En el plano individual, las prácticas de deportación se traducen en (a) miedo a ser perseguidos o localizados, (b) el retorno forzado a contextos peligrosos o violentos y (c) más dificultades para ayudar económicamente a sus familias.
- La separación de las familias suele asociarse con (a) dificultades económicas y (d) los miembros del grupo familiar se ven forzados a asumir nuevos roles. Por lo que respecta a los menores, (c) a veces tienen que hacerse cargo de los hermanos más pequeños o (d) incluso tienen que asumir de forma temprana actividades laborales que dificultan el rendimiento escolar y la continuidad de sus estudios. En los niños se han documentado situaciones de ansiedad, depresión y problemas de conducta.
- En las comunidades inmigradas también se observa (a) temor y desconfianza como consecuencia de las prácticas de deportación. Además, (b) reduce el nivel de participación y compromiso cívico, y (c) afecta a los niveles de salud pública y bienestar psicológico.
Los niños que han presenciado la deportación de uno de sus padres sufren de manera más significativa el impacto psicológico en términos de ansiedad y estrés. Por su parte, el impacto económico de la deportación de uno de los padres se ha estimado en una reducción promedio de un 70 por ciento de los ingresos familiares, seis meses después del arresto y la consecuente deportación. Un caso frecuente consiste en la deportación del padre, lo cual se traduce en que la madre dedica más horas a trabajar y se reduce el tiempo de contacto con los hijos.
Mantener las familias unidas y promover la cohesión comunitaria puede resultar beneficioso tanto para la población inmigrante como para las comunidades receptoras en las que se insertan. Sin embargo, el contexto político ha generado un ambiente hostil contra la migración que hace difícil proponer el tipo de estrategias que contribuyen a una mayor integración comunitaria. Por eso se han puesto en marcha iniciativas de base comunitaria para intentar responder a una situación de emergencia.
Para saber más
Este comentario está basado en:
- A Policy Statement by the Society for Community Research and Action: Division 27 of the American Psychological Association. (2018). Statement on the Effects of Deportation and Forced Separation on Immigrants, their Families, and Communities. American Journal of Community Psychology, 62(1-2), 3-12. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/ajcp.12256