Archivo de la etiqueta: Participation

Convocatoria de 2 becas en psicología

Colors by josef.stuefer (CC BY 2.0)

4744/0227 Convocatoria de beca: Grado en Psicología y/o Máster en Psicología

El Laboratorio de Redes Personales y Comunidades «convoca a concurso de méritos dos becas, según lo establecido en la normativa de “Nombramiento de becarios con cargo a contratos, convenios y proyectos de I+D” de la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla, para colaborar en el contrato de investigación titulado “Oficina técnica para la elaboración del I Plan Estratégico Integral de Voluntariado y Participación Ciudadana en Andalucía» (CP: 4744, CGT: 0227), del que Isidro Maya Jariego es profesor responsable y que se realiza en el Departamento de Psicología Social.
  • Descarga las condiciones de la beca y los requisitos de los solicitantes [pdf]
  • Consulta la lista de publicaciones y proyectos del LRPC.

Convocatoria de beca en psicología

Colors by Tighten Up (CC BY 2.0)

0190/0227 Convocatoria de beca: Grado en Psicología y/o Máster en Psicología

El Laboratorio de Redes Personales y Comunidades «convoca a concurso de méritos una Beca, según lo establecido en la normativa de “Nombramiento de becarios con cargo a contratos, convenios y proyectos de I+D” de la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla, para colaborar en el contrato de investigación titulado “Creación de redes en escuelas para la educación digital” (CP: FIUS22/0190, CGT: 0227), del que Isidro Maya Jariego es profesor responsable y que se realiza en el Departamento de Psicología Social.
  • Descarga las condiciones de la beca y los requisitos de los solicitantes [pdf]
  • Consulta la lista de publicaciones y proyectos del LRPC.

De la prestación de servicios a la democratización

By RooKuzz (CC BY 2.0)

Los ciudadanos desarrollan valores y habilidades para la participación en las ONG proveedoras de servicios

Una parte de los esfuerzos de democratización en países autoritarios se han canalizado a través de proyectos que dan soporte a las organizaciones no gubernamentales de defensa de los derechos civiles. Pese al apoyo internacional recibido, con frecuencia los regímenes autoritarios han reaccionado limitando las capacidades de dichas organizaciones y reduciendo, en consecuencia, el impacto de las mismas. Esto ha llevado a replantearse cuáles son las estrategias de cooperación internacional más efectivas para el fomento de la democratización.

Una de las alternativas que se han explorado consiste en poner el acento en organizaciones sin ánimo de lucro proveedoras de servicios. Aunque se trata de entidades menos visibles por lo que respecta al proceso de democratización, se ha comprobado que pueden ser actores relevantes para el desarrollo comunitario y que ofrecen oportunidades para el fortalecimiento de las capacidades de la sociedad civil.

Un monográfico reciente de la revista Public Administration and Development analiza el impacto de las organizaciones de la sociedad civil que brindan servicios en la democratización de países de Latinoamérica, Asia Central, Oriente Medio, África y el Sudeste Asiático. Una de las observaciones es que se trata de entidades que funcionan más fácilmente “por debajo del radar”, por lo que pueden contribuir a los procesos democráticos sin estar expuestas tan directamente a las restricciones de los gobiernos autoritarios.

Aunque se centren en la prestación de servicios, estas organizaciones constituyen espacios cívicos, que canalizan diferentes formas de participación comunitaria, promueven el compromiso ciudadano y ofrecen oportunidades para el aprendizaje de la participación. En diferentes contextos geográficos, estas entidades permiten la representación de diferentes grupos de interés y se convierten en un espacio público donde tienen cabida la libertad de expresión, la reclamación de derechos o la toma de decisiones compartida.

Estas observaciones conectan con la visión tradicional de Tocqueville sobre la sociedad civil: a través de la participación en asociaciones voluntarias, los ciudadanos aprenden virtudes cívicas y desarrollan habilidades que les habilitan para participar en la gobernanza y en las instituciones democráticas. Para que esto ocurra son necesarias las siguientes condiciones:

  • Un buen nivel de preparación organizativa, tanto por lo que respecta a las capacidades de la entidad como al grado de integración en la comunidad local.
  • Un estilo de gestión basado en la participación, la representatividad y en la transparencia.
  • Un nivel suficiente de colaboración con otras ONG y con el gobierno.
  • Cierta tolerancia al riesgo por parte de los financiadores.
  • También puede haber variaciones en función del tipo de servicios que las entidades proporcionan.

Para saber más

Comentario basado en:

  • Moldavanova, A., Onishi, T., & Toepler, S. (2023). Civil society and democratization: The role of service‐providing organizations amid closing civic spaces. Public Administration and Development, 43(1), 3-13.

Capacidades locales y psicología comunitaria en países receptores de ayuda al desarrollo

Town view, by Dara (CC BY-NC-ND 2.0)

El afianzamiento de la psicología comunitaria es menor en países que reciben más financiación internacional

La cooperación al desarrollo intenta poner el acento en el fomento de las capacidades locales a través de iniciativas de base comunitaria. De esta forma las intervenciones no solo son más eficientes, sino que tienen una mayor sostenibilidad en el tiempo. Por eso se recurre a programas que se centran en el fomento de la educación y las actividades de capacitación y desarrollo del capital humano.

Para mejorar la efectividad de la ayuda al desarrollo se ha sugerido:

  • El “control por parte de los países receptores;
  • la alineación del donante con los objetivos de los países receptores;
  • la armonización del proceso;
  • la medición de los resultados;
  • y la responsabilidad mutua entre donantes y receptores”.

Sin embargo, sigue siendo frecuente que los donantes mantengan un mayor control sobre el proceso y que en ocasiones se generen situaciones de dependencia. Un estudio realizado por Lyew, Perkins & Sohn (2021) analizó la relación entre la cantidad de ayuda al desarrollo recibida por los países de bajos ingresos y el desarrollo profesional de la psicología comunitaria en cada contexto local. Con datos de 67 países receptores de ayuda al desarrollo, se observó que la ayuda oficial al desarrollo tenía una relación negativa con el grado de afianzamiento académico y profesional de la psicología comunitaria. Son resultados consistentes con la teoría de la dependencia. Por el contrario, los antecedentes de acción colectiva no-violenta guardaban una relación positiva con el desarrollo de la disciplina.

En investigaciones previas también se ha comprobado que el afianzamiento de la psicología comunitaria es mayor en los países más desarrollados y en aquellos con una mayor tradición de acción colectiva no violenta.

Apropiación comunitaria, estrategias de abajo arriba y sostenibilidad

Este estudio pone de manifiesto la necesidad de implementar estrategias de cooperación al desarrollo que también fortalezcan la comunidad local. Uno de los factores clave consiste en el fomento de organizaciones de base comunitaria. No obstante, según algunos estudios la ayuda al desarrollo a veces parece desincentivar la participación comunitaria local.

También es importante contar con líderes, estudiantes e investigadores locales y financiar a instituciones educativas de los países receptores. El estudio de Lyew et al. (2021) es un análisis correlacional, del que no cabe derivar una relación causal entre ayuda al desarrollo y consolidación de la psicología comunitaria. Además, la inversión internacional corresponde en parte a los niveles de necesidad en los contextos receptores. No obstante, esta investigación permite identificar algunos de los problemas que a veces aparecen en los proyectos de cooperación internacional, tales como (a) no implicar a estudiantes e investigadores locales, (b) no contratar a expertos locales o (c) dirigir la financiación a organizaciones no gubernamentales internacionales, en lugar de a entidades locales.

En consecuencia, poner en marcha procesos de desarrollo conlleva movilizar recursos comunitarios locales, de forma que los procesos de cambio sean sostenibles y tengan un impacto en las estructuras de los países receptores de la ayuda internacional.

Para saber más

Artículo basado en:

  • Lyew, D. A., Perkins, D. D., & Sohn, J. I. E. (2021). Foreign aid, grassroots activism, and the strength of applied community studies in aid-receiving countries: the case of community psychology. Psychosocial Intervention, 30(1), 1-11.

Dependencia de recursos y profesionalización de las ONGs

Abstraktes Bild (Nº 635) (1987) – Gerhard Richter (1932), by Pedro Ribeiro (CC BY 2.0)

La financiación de las ONGs

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de servicios sociales dependen de una manera significativa de los recursos proporcionados por las administraciones públicas. Esto condiciona en parte su actividad, que se ha orientado en gran medida hacia la prestación de servicios y ha conllevado un proceso de profesionalización de estas entidades.

Cualquier cambio en el entorno financiero influye en las ONGs y en la sostenibilidad de sus actividades de intervención social. En un artículo publicado en la revista VOLUNTAS. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations, examinamos este proceso en el caso de las entidades de servicios sociales en Andalucía. A continuación puedes encontrar un resumen, junto con un enlace a la versión española original, antes de pasar por el proceso editorial.

La dependencia de recursos y la profesionalización de las organizaciones no gubernamentales de servicios sociales en Andalucía

Este estudio analiza las estrategias desplegadas por las organizaciones no gubernamentales del sector de los servicios sociales para afrontar la dependencia de recursos de la administración pública en el sur de España. Nos centramos en la reorganización del sistema de subvenciones públicas en España y su impacto específico en las entidades registradas en Andalucía. En 2017, las Comunidades Autónomas asumieron la gestión de una parte de las subvenciones con cargo al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas con “fines sociales”, que anteriormente gestionaba la Administración General del Estado en su totalidad. El estudio de caso combina la descripción de (a) el proceso de traspaso de la gestión de una línea de subsidios del nivel estatal al regional, (b) las estrategias de las organizaciones no gubernamentales para enfrentar el contexto de inestabilidad e incertidumbre financiera, y (c) el impacto de las bases reguladoras de las convocatorias de subvenciones en la ejecución de los programas. En primer lugar, se analiza la base de datos con todas las solicitudes presentadas en las convocatorias de 2017 y 2018 (n = 11.610 solicitudes). En segundo lugar, describimos la percepción del cambio en el sistema de gestión, desde el punto de vista de las entidades de servicios sociales del tercer sector. La combinación de ambas estrategias nos permite examinar en detalle la respuesta de las organizaciones de servicios sociales para asegurar la continuidad del presupuesto y la continuidad de los servicios. Los resultados muestran que el cambio en el sistema de gestión generó un amplio debate entre las organizaciones no gubernamentales de servicios sociales sobre las convocatorias de ayudas gestionadas por el gobierno regional. Sin embargo, el caso de estudio cualitativo mostró que la reacción de las entidades tiene más que ver con las necesidades de adaptación a un entorno financiero inestable, incierto y altamente competitivo, que con las características específicas de las convocatorias.

Referencia

  • Maya-Jariego, I., Holgado, D., González-Tinoco, E., Muñoz-Alvis, A. & Ortega, M. (2020). More money, more problems? Resource dependence and professionalization of non-governmental social services organizations in Andalusia. VOLUNTAS. International Journal of Voluntary and Nonprofit Organizations. DOI: 10.1007/s11266-020-00256-z [VOLUNTAS] [pdf]

A continuación está disponible la versión en español, antes de pasar por el proceso editorial de la revista [Preprint en español]


Adaptación cultural de una escuela de padres para familias latinas

Culture, by Alan E (CC BY 2.0)

Pertinencia, adecuación y efectividad

La implementación de los programas psicosociales en comunidades culturalmente diversas hace necesario adaptar las prácticas basadas en la evidencia a las peculiaridades de cada grupo. Con frecuencia, la adaptación de programas conlleva la traducción de los materiales al idioma de la población diana, así como la utilización de ejemplos pertinentes en el contexto local en el que van a ser utilizados. También puede implicar la participación de los líderes comunitarios o de las familias del contexto comunitario sobre el que se actúa.

Se ha demostrado que el fomento de estilos de crianza positivos contribuye a prevenir los problemas de comportamiento de los menores, tales como el absentismo escolar o los pequeños hurtos. Concretamente, (a) el establecimiento de límites, (b) la implicación activa en la educación de los hijos, (c) las habilidades de solución de problemas, y (d) la supervisión del comportamiento de los menores, se relacionan con resultados positivos.

En un programa con población latina en Estados Unidos se partió de dicho conocimiento previo para implementar una escuela de padres, en la que se introdujeron adaptaciones culturales para mejorar su funcionamiento:

  • Se elaboró una versión del manual de entrenamiento de los padres en español, revisando la pertinencia de los ejemplos utilizados en cada caso.
  • Se consultó a expertos y se realizaron grupos de discusión para evaluar la adecuación de los materiales.
  • También se realizó una prueba piloto.

La adaptación cultural puede aumentar la cobertura, la participación de la población destinataria y la efectividad de las intervenciones. En el caso analizado, la adaptación se inició con la participación de un experto que revisó los contenidos del programa. A continuación, se reunió con líderes de la comunidad y llevó a cabo un estudio de necesidades. Una vez iniciada la implementación, el programa se sometió a una serie iterativa de mejoras y adaptaciones. Como resultado, se identificaron algunos elementos relevantes para la adaptación cultural:

  • Los padres indicaron que el idioma puede convertirse en una barrera en la crianza de los hijos, en la medida en que los menores prefieren el inglés. Esta es una disyuntiva habitual entre la primera y la segunda generación.
  • También señalaron que los niños habían aprendido en la escuela que podían llamar al teléfono de emergencias en caso de sufrir maltrato. Los padres lo percibían como una amenaza potencial que puede reducir su poder de influencia en el contexto familiar.
  • Los padres realizaron sugerencias que tenían que ver con la migración, las relaciones con la familia en el país de origen, las necesidades apoyo social y las barreras en el acceso a los servicios sociales.

La escuela de padres consiguió una participación numerosa y obtuvo resultados positivos en algunos indicadores comportamentales, tales como el establecimiento de límites a los hijos. El estrés de aculturación se reveló como un factor clave en esta población.

Esta experiencia muestra la importancia de identificar los componentes centrales de la intervención, es decir, aquellos elementos que son estables, con independencia del contexto de aplicación del programa. Normalmente, las adaptaciones se realizan en los aspectos secundarios del programa, que pueden aplicarse con mayor flexibilidad, introduciendo cambios que permiten una mayor adecuación a cada contexto local.

La investigación sobre aculturación, individualismo-colectivismo o relaciones intergrupales, entre otros procesos psicosociales, puede servir de guía en la adaptación cultural de programas.

Referencia

Comentario basado en:

  • Doménech-Rodriguez, M. M., Baumann, A. A., & Schwartz, A. L. (2011). Cultural adaptation of an evidence based intervention: From theory to practice in a Latino/a community context. American Journal of Community Psychology, 47(1-2), 170-186. [AJCP]

Retrato del Voluntariado en España

Tendencias y experiencias

El 4 de noviembre la Fundación Telefónica presentó el informe “El Retrato del Voluntariado en España”, que analiza las tendencias fundamentales y algunas de las experiencias innovadoras en la participación comunitaria de los últimos años.

Una de las características del informe consiste en partir del supuesto de que existen múltiples formas de voluntariado y diversos formatos de participación. Desde la vinculación estructurada de voluntarios con organizaciones del tercer sector a la participación informal y el activismo ciudadano. Algunas de las cifras que aporta el informe son las siguientes:

  • Es voluntaria algo más del 6 por ciento de la población de más de 14 años en España.
  • Entre la población de más de 18 años, más del 42 por ciento colabora con alguna organización no gubernamental.
  • Más de 30.000 entidades constituyen el Tercer Sector en España.

De acuerdo con los datos, los voluntarios y voluntarias llegan a las entidades sociales por ganas de ayudar y sentirse útiles. Una vez que se vinculan, la aportación de los voluntarios es un recurso fundamental para las organizaciones no gubernamentales. Finalmente, la continuidad de la participación depende en gran medida de que encuentren oportunidades para implicarse y tener un papel relevante.

Entre otros roles, los voluntarios pueden ejercer de cuidadores, aprendices, dinamizadores comunitarios, emprendedores, activistas y generadores de comunidad.

Una de las partes más interesantes del informe, consiste en la presentación de prácticas innovadoras, que pueden proporcionar a las entidades del Tercer Sector modelos positivos para la intervención. Las buenas prácticas seleccionadas muestran modelos y estrategias para el desarrollo de competencias de los voluntarios, la organización de iniciativas de aprendizaje-servicio, la implicación de jóvenes en la ayuda instrumental a personas mayores, el acompañamiento a menores en riesgo social, la promoción de la integración de inmigrantes, y el uso inclusivo de las tecnologías de la información… entre muchas otras…

Descarga el informe


Publicaciones del LRPC en 2018

La presentación superior corresponde a una comunicación con la que presentamos en 2016 los primeros resultados de nuestra investigación en tres escuelas de Lima, en el marco de un proyecto para la reducción del trabajo infantil. Esos datos se publicaron como artículo en enero de 2018 en la revista Psychosocial Intervention y es posiblemente la publicación del grupo que ha captado más atención en los últimos meses. Actualmente es uno de los artículos más visitados y más descargados de la revista. Entre sus aportaciones se cuentan: (a) evaluar el concepto de «escenarios de conducta» con la metodología de análisis de redes personales, (b) utilizar una aproximación de metodología mixta, combinando estrategias cualitativas y cuantitativas, y (c) aplicar la técnica de «grafos agrupados» con un total de 8 categorías. Está disponible a continuación:

  • Maya Jariego, I., Holgado, D., Márquez, E. & Santolaya, F. J. (2018). The community role of schools in Jicamarca and Villa El Salvador (Peru): crosscutting behavior settings in personal networks. Psychosocial Intervention, 27 (1), 1-11. https://doi.org/10.5093/pi2018a3 [pdf]

Como hemos hecho en años anteriores, más abajo se recogen una selección de publicaciones del LRPC en el segundo semestre de 2018. Esta selección incluye trabajos sobre comunidades de pescadores, visualización de redes sociales, generadores de nombres, participación ciudadana, voluntariado y coaliciones comunitarias.

Tipologías de redes personales

El Laboratorio de Redes Personales y Comunidades (LRPC) obtuvo en 2016 y 2017 sendos “sellos de excelencia” en reconocimiento del proyecto Typology and dynamics of personal networks and their relationship with psychological attributes en la convocatoria Marie Sklodowska-Curie (MSCA-IF). El LRPC continúa impulsando esta línea de investigación en la que combina la elaboración de tipologías de redes personales con el estudio de las diferencias individuales, con un diseño comparativo transcultural.


Experiencias de participación de un psicólogo comunitario

Melissa Mongiat (CC BY-NC-SA 2.0)

Algunas lecciones aprendidas sobre voluntariado, implicación cívica, competencias personales y cohesión local

Durante el último año he participado como voluntario en la sección “pregunte a un asesor” de la Caja de Herramientas Comunitarias. Uno de los temas recurrentes en las preguntas de los usuarios es cómo aumentar la participación de la comunidad. La participación es un valor central de la psicología comunitaria (Chavis & Wandersman, 1990; Dalton, Elias & Wandersman, 2001; Rappaport, 1987; Zimmerman, 2000). Las asociaciones y las organizaciones de base ofrecen oportunidades para desarrollar relaciones, ejercer el compromiso personal con determinadas causas sociales y desplegar diferentes formas de acción colectiva (Christens & Speer, 2011; Florin & Wandersman, 1990; Wandersman & Florin, 2000).

Es habitual que cualquier psicólogo comunitario acumule experiencias de participación a lo largo de su vida personal y profesional. El empoderamiento y la implicación de la comunidad aparecen de manera transversal en todo tipo de iniciativas de cambio social. En mi caso, desde que un grupo de amigos creamos una asociación cultural juvenil, he estado vinculado a diferentes organizaciones comunitarias y asociaciones profesionales. Desde entonces, he estado involucrado en un periódico local, en la financiación de causas comunitarias y en la contribución a una asociación ambiental, por mencionar algunos.

La mayoría de estas experiencias no las he tenido en calidad de psicólogo comunitario. Sin embargo, han resultado fundamentales en mi comprensión de los procesos de organización comunitaria y de las prácticas que promueven la cohesión social. A continuación, desarrollo una breve reflexión personal sobre dichas experiencias. Me detendré en mostrar cómo la participación guarda una relación directa con el desarrollo de competencias personales y mejora la integración comunitaria. Además, veremos varios ejemplos que ilustran cómo la participación efectiva se basa en la persistencia, el desarrollo progresivo de relaciones y la administración de incentivos con los que mantener la implicación a lo largo del tiempo.

La participación como aprendizaje

La primera experiencia de voluntariado en la que recuerdo haber participado consistió en clasificar medicinas que se enviaban a países africanos. Yo tendría unos seis o siete años. Mi madre me llevaba a una asociación de cristianos de base que recogía alimentos y medicinas para remitirlos a iniciativas de cooperación al desarrollo sobre el terreno. La tarea era tan sencilla que podía hacerla un niño. Primero mirábamos la fecha de caducidad para garantizar que la medicación no estaba en mal estado y que todavía tenía unos meses por delante para poder ser utilizada con garantías. Luego separábamos los antibióticos del resto y los organizábamos según una lista de prioridades. Con el tiempo se introdujeron regulaciones en la distribución de medicamentos, con criterios de salud pública y control farmacéutico, que impidieron que esa actividad siguieran haciéndola este tipo de asociaciones. Yo era tan pequeño que clasificar cajas de pastillas y jarabes no dejaba de ser un juego al que dedicaba dos tardes por semana. Sin embargo, aquellas experiencias iniciales de colaboración desinteresada (para atender las necesidades sociales de otras personas a las que yo no conocía), fueron posiblemente, sin saberlo, un antecedente necesario de la participación cívica posterior. Los psicólogos comunitarios sabemos que la participación temprana en acciones de voluntariado predice la implicación comunitaria durante la vida adulta (Guillaume, Jagers & Rivas-Drake, 2015; Lawford & Ramey, 2017).

Años más tarde he coordinado proyectos de cooperación internacional en Colombia y Perú. “Edúcame Primero” es una iniciativa para la prevención del trabajo infantil que normalmente se aplica en colegios, y que consiste en desarrollar acciones psicoeducativas con niños en situación de riesgo psicosocial, junto con sus familias (Maya Jariego & Holgado, 2014; Maya Jariego, 2017). Con la ayuda de becas de formación solidaria de la Universidad de Sevilla, pequeños grupos de estudiantes participaron durante algunos años en la implementación del programa. El voluntariado internacional les proporcionaba una experiencia intercultural y les permitía conocer de primera mano las condiciones de exclusión en los barrios periféricos de las grandes ciudades latinoamericanas. Cuando finalizó el programa en Lima (Perú), visitamos a cada uno de los colegios participantes en el programa para hacerles entrega de un lote de libros de lecturas infantiles, con cuentos y clásicos de la literatura en español. Repartir los libros directamente a los niños para que los colocaran en los anaqueles de la biblioteca del colegio es uno de los momentos más emocionantes que me ha proporcionado la intervención comunitaria. En mi caso me inicié en la lectura cuando era adolescente con una colección de bolsillo con libros de Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y otros clásicos del boom literario hispanoamericano. Repartir libros en algunos colegios de Latinoamérica, es decir llevar literatura de vuelta al otro lado del Atlántico, significaba devolver parte de lo que había recibido. Por eso lo viví como un gesto de gran justicia poética.

Terceros lugares en la comunidad local

Pese a estas incursiones en la cooperación internacional, las iniciativas a las que les he dedicado más tiempo se han desarrollado en el ámbito local. He de decir que esto ha ocurrido con especial intensidad en dos etapas diferentes. A principios de los 1990 fundamos un periódico en Alcalá de Guadaíra, una ciudad de tamaño medio en el entorno metropolitano de Sevilla. “La Voz de Alcalá” surgió como un medio independiente de base comunitaria, en un contexto en el que aparecían los primeros casos importantes de corrupción política en España y considerábamos necesario darle voz a los colectivos con menos poder en la comunidad local. El periódico articuló su línea editorial en torno al valor de la participación ciudadana. Creamos una sección, denominada “Tribuna abierta”, en la que cuatro invitados debatían cada semana sobre un tema de interés local. La combinación de la participación abierta con una amplia representación de la diversidad de puntos de vista contribuyó de manera efectiva al debate público y a generar una visión compartida sobre los problemas locales.

Con una filosofía muy parecida surgió también el “Foro Oromana”, una asociación cultural en cuya creación participé una década más tarde. En este caso la actividad principal consistía en organizar conferencias y debates sobre el modelo de ciudad. El contenido de los encuentros oscilaba desde las sesiones de planeamiento urbano estratégico a las mesas redondas con los candidatos a la alcaldía. El foro ciudadano se definió desde su inicio como “un lugar de encuentro entre alcalareños”. Concebíamos la asociación como un “tercer lugar” (Oldenburg, 1989) en el que los vecinos pudieran reunirse informalmente y mantener una conversación. Este tipo de espacios públicos contribuyen a una vida comunitaria activa, facilitan la conexión entre ciudadanos de diferente ideología o condición, y promueven el sentido de comunidad. En los dos casos –el periódico y el foro-, nos basamos durante un largo periodo meramente en la participación voluntaria. Con el tiempo se institucionalizaron y mejoraron su funcionamiento. Sin embargo, aquellos inicios participativos contribuyeron a formar un núcleo de participantes comprometidos que posiblemente influyeron, junto con otros factores, en que dos o tres décadas después ambas asociaciones aún sigan en activo.

Como puede comprobarse en cualquier escenario local, los estudios comunitarios han puesto de manifiesto que la vida asociativa es un ámbito fundamental de socialización y de transformación personal. Permite desplegar los valores y la conciencia crítica en el plano individual, y es un catalizador del sentido de eficacia colectiva (Chavis & Wandersman, 1990; Florin & Wandersman, 1990).

La transparencia de la participación en comunidades virtuales

También he tenido la oportunidad de implicarme activamente en varias comunidades virtuales, y en momentos puntuales he ejercido de voluntario en línea. Aunque no hay nada “virtual” en la participación online (Cravens & Ellis, 2014), me gusta utilizar, por su valor evocativo, el término que popularizó Howard Rheingold (1993). Durante muchos años he sido administrador de “E-Voluntas”, una lista de correo electrónico en la que participan voluntarios, gestores de voluntariado e investigadores. Empezó a funcionar en 2002, con la intención de “crear un canal iberoamericano sobre voluntariado, sociedad civil e intervención comunitaria”. Los contenidos giraban fundamentalmente en torno al intercambio de experiencias en la región y la sistematización de la práctica del voluntariado. Durante el primer año de funcionamiento, hicimos una traducción participativa de “la guía de voluntariado virtual” (Ellis & Cravens, 2000). Para todos los participantes fue nuestra primera experiencia de voluntariado en línea. Nos permitió explorar el potencial de las tecnologías de la información para la colaboración en red y la movilización ciudadana. Con aquella experiencia pionera no sólo comprobamos que se podía hacer voluntariado a distancia de manera efectiva, sino que también nos reveló el potencial de los espacios virtuales para la acción comunitaria.

Antes de que Twitter, Facebook y WhatsApp transformaran el ecosistema de la comunicación online, algunas listas de correo adquirieron un papel destacado entre las comunidades mediadas por ordenador más activas (Rheingold, 1993, 2000). Los foros virtuales proporcionan un medio transparente, que facilita la observación, la monitorización y el registro del grueso de la interacción que tiene lugar entre sus miembros. Esto hace de ellos, en mi opinión, un buen contexto en el que aprender estrategias de dinamización de grupos y “gestión comunitaria”. Cuando administras una lista de correo caes en la cuenta de que es importante recibir al menos un mensaje por semana, para mantener la atención continuada de los suscriptores. También se hace necesario responder a cualquier contribución, por incipiente que sea, y reforzar los pequeños logros. La participación es un proceso de medio y largo plazo, que requiere persistir en los objetivos. El administrador ejerce un liderazgo que establece el tono inicial en la lista de correo y contribuye decisivamente a la cultura del grupo. Poco a poco se va generando un núcleo de participantes activos que proporciona a los foros efectivos una estructura centro-periferia. El foro alcanza su madurez cuando los miembros de la periferia pasan a reforzar el núcleo activo, de forma que se mantiene la dinámica global incluso cuando alguno de los miembros centrales adopta un rol más pasivo. La acción participativa se caracteriza por su sostenibilidad. Con la interacción prolongada en el tiempo, la historia compartida y el desarrollo del sentido de comunidad, se va generando un sistema de intercambio de apoyo generalizado, basado en la reciprocidad, del que se benefician tanto los participantes como los observadores pasivos. Se convierte, entonces, en un recurso de valor público.

Cómo aumentar la participación

Promover la participación comunitaria es, en definitiva, una tarea muy compleja. Cuando los usuarios de la Caja de Herramientas me preguntan por este tema, evito las respuestas de carácter eminentemente teórico e intento trasladar algunas de las lecciones aprendidas en mi propia experiencia de participación. Las he resumido en la Tabla 1.

Mi recomendación suele consistir en prestar atención a las competencias de los participantes, los escenarios de interacción y la formación de un grupo cohesivo con sentido de pertenencia. Tanto los líderes como las organizaciones tienen un papel fundamental en la participación comunitaria efectiva. Además, los espacios que son capaces de congregar a individuos y colectivos diversos cuentan con un valioso potencial para la construcción comunitaria. Finalmente, se trata de un proceso que se va construyendo progresivamente, a través de una historia compartida por los participantes, y que requiere de una red mínimamente estructurada en la que emerge el sentido psicológico de comunidad (Maya-Jariego, 2004).

Como la participación tiene un valor transversal en la acción comunitaria, las lecciones pueden trasladarse posiblemente a cualquier ámbito, con independencia del problema social o de la población con la que se trabaje. No importa cuál sea el contexto, la participación es un camino largo que se sostiene en la tenacidad, el desarrollo de relaciones personales y la construcción de escenarios compartidos.

REFERENCIAS

Chavis, D. M., & Wandersman, A. (1990). Sense of community in the urban environment: A catalyst for participation and community development. American Journal of Community Psychology, 18(1), 55-81.

Christens, B. D., & Speer, P. W. (2011). Contextual influences on participation in community organizing: A multilevel longitudinal study. American Journal of Community Psychology, 47(3-4), 253-263.

Cravens, J., & Ellis, S. J. (2014). The Last Virtual Volunteering Guidebook: Fully Integrating Online Service into Volunteer Involvement. Philadelphia, PA: Energize.

Dalton, J. H., Elias, M. J., & Wandersman, A. (2001). Community psychology: Linking individuals and communities. Wadsworth/Thomson Learning.

Ellis, S. J., & Cravens, J. (2000). The Virtual Volunteering Guidebook: How to Apply the Principles of Real-World Volunteer Management to Online Service. Impact Online.

Florin, P., & Wandersman, A. (1990). An introduction to citizen participation, voluntary organizations, and community development: Insights for empowerment through research. American Journal of Community Psychology, 18(1), 41-54.

Guillaume, C., Jagers, R., & Rivas-Drake, D. (2015). Middle school as a developmental niche for civic engagement. American Journal of Community Psychology, 56 (3), 321-331

Lawford, H. L., & Ramey, H. L. (2017). Predictors of Early Community Involvement: Advancing the Self and Caring for Others. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 133-143.

Maya-Jariego, I. (2004). Sentido de comunidad y potenciación comunitaria. Apuntes de Psicología, 22(2), 187-211.

Maya-Jariego, I. (2017), “But We Want to Work”: The Movement of Child Workers in Peru and the Actions for Reducing Child Labor. American Journal of Community Psychology, 60: 430–438. doi:10.1002/ajcp.12180

Maya-Jariego, I. & Holgado, D. (2014). From Barranquilla to Lima in Reducing Child Labor: Lessons in Community Action. Global Journal of Community Psychology Practice, 5 (2), 1-6.

Oldenburg, R. (1989). The great good place: Café, coffee shops, community centers, beauty parlors, general stores, bars, hangouts, and how they get you through the day. Paragon House Publishers.

Rappaport, J. (1987). Terms of empowerment/exemplars of prevention: Toward a theory for community psychology. American Journal of Community Psychology, 15(2), 121-148.

Rheingold, H. (1993). The virtual community: Finding connection in a computerized world. Reading, MA: Addison-Wesley Longman Publishing.

Rheingold, H. (2000). The virtual community: Homesteading on the electronic frontier. Cambridge, MA: MIT press.

Wandersman, A., & Florin, P. (2000). Citizen participation and community organizations. In Handbook of Community Psychology (pp. 247-272). Springer US.

Zimmerman, M. A. (2000). Empowerment theory. In Handbook of community psychology (pp. 43-63). Springer US.

Para citar este artículo

Este artículo ha sido publicado en la sección «From Our Members» de The Community Psychologist. Por favor, utilice la siguiente referencia:

  • Maya-Jariego, I. (2018). Participation experiences of a community psychologist: Lessons learned about volunteering, civic involvement, personal competencies and local cohesion. The Community Psychologist, 51(2), 26-29.

Descarga el artículo original en el siguiente enlace: [pdf]

 


Empatía, iniciativa y participación comunitaria en adolescentes

Community Eye Health, Victoria Francis (CC BY-NC 2.0)

Predictores de implicación comunitaria temprana

La implicación comunitaria temprana predice la participación cívica y el voluntariado durante la vida adulta. La implicación de los adolescentes y jóvenes resulta beneficiosa además tanto individualmente como a nivel comunitario.

Un estudio reciente con adolescentes y jóvenes adultos muestra que tanto el interés en mejorar personalmente como la motivación de cuidar a los demás se relacionan con una mayor implicación comunitaria entre los más jóvenes. Entre otras observaciones, se indica que:

  • La empatía, la capacidad de iniciativa y la autoestima se relacionan positivamente con la preocupación por las generaciones futuras (o “generatividad”). (La iniciativa es la habilidad de estar motivado, manteniendo la intención y el esfuerzo hacia una meta).
  • La participación en actividades vecinales y de voluntariado contribuye al desarrollo positivo de los jóvenes.
  • La “generatividad” se asocia con mayor capacidad de auto-regulación y auto-eficacia durante la adolescencia, y es un antecedente directo de la implicación comunitaria.

Desde el punto de vista de la intervención se recomienda la implementación de programas que fomenten la iniciativa y la empatía durante la adolescencia.

Referencia

  • Lawford, H. L., & Ramey, H. L. (2017). Predictors of Early Community Involvement: Advancing the Self and Caring for Others. American Journal of Community Psychology, 59(1-2), 133-143. [AJCP]

La participación como aprendizaje

La participación en general y el voluntariado en particular proporcionan una experiencia transformadora. La implicación temprana en iniciativas ciudadanas y en acciones de colaboración con la comunidad permiten el desarrollo de competencias y valores que se traducen en una mayor participación comunitaria durante la vida adulta. En cualquier caso, el proceso de aprendizaje no termina con la adolescencia. La vida asociativa sigue siendo uno de los ámbitos fundamentales de socialización durante la vida adulta y, en su caso, de transformación personal. Estos son algunos de los ámbitos en los que se pueden desplegar las competencias de participación:

  • Coaliciones comunitarias.
  • Campañas de concienciación ciudadana.
  • Iniciativas de acción social.
  • Experiencias de desarrollo comunitario.
  • Actividades de consultoría organizativa.
  • Diseño y desarrollo de contextos alternativos, grupos de auto-ayuda…
  • Usos de tecnologías para la acción social.

Conclusiones similares se extraían en el XIX Congreso Estatal de Voluntariado que se celebró en Sevilla en noviembre:


A %d blogueros les gusta esto: