Hoy 2 de abril se ha presentado el libro “Segregación urbana y exclusión social. El paradigma Polígono Sur” de Francisco José Torres Gutiérrez en la Oficina de la Comisionada para el Polígono Sur.
Este trabajo analiza las dinámicas de la pobreza, la marginación y la exclusión social en el contexto urbano de Sevilla, mostrando cómo todos ellos convergen en el caso del Polígono Sur.
En la investigación destacan como contribuciones originales (a) la descripción de la conformación de las desigualdades urbanas en Sevilla a lo largo de la historia y (b) la tipología de barrios desfavorecidos. Esto proporciona (c) un marco de referencia para entender el caso paradigmático del Polígono Sur y (d) aporta observaciones de interés para ajustar las estrategias de intervención a los contextos de marginación específicos.
Del casco antiguo al ensanche, la autoconstrucción y los polígonos
El relato histórico permite entender la estructura de la ciudad actual a partir de su emplazamiento geográfico y las diferentes etapas de crecimiento urbano. Sevilla se organiza en torno al Guadalquivir, que cruza la ciudad de norte a sur, y el eje este-oeste subregional de la carretera de Alcalá de Guadaíra a Huelva. Los elementos neurálgicos y simbólicos se concentran en la mitad sur del casco antiguo, que en los momentos de mayor auge de la ciudad –cuando es un nodo central en las redes de comercio internacional del Siglo XVI- aglutina los espacios de poder político, religioso y económico.
Desde el núcleo histórico, Sevilla crece a lo largo del siglo XX (a) a partir de los ensanches en barrios burgueses y residenciales, (b) con núcleos de auto-construcción en el extrarradio y (c) con barriadas de promoción pública y polígonos de viviendas sociales.
A partir de este relato se puede reconocer la conversión de algunos barrios en museos (Santa Cruz), los procesos de gentrificación (Triana), el papel de barrera de las vías del tren (actualmente entre Bami y Polígono Sur, antes en San Bernardo), la existencia de fronteras socio-geográficas como la Ronda del Tamarguillo, o la aparición de urbanizaciones cerradas en la periferia de la ciudad.
Cinco tipos de barrios
El estudio distingue cinco tipos de barrios desfavorecidos, que agrupan en categorías las diferencias sociales y territoriales más significativas:
- Arrabales del casco histórico. Con población envejecida y viviendas antiguas, pocas zonas verdes y congestión. El precio del suelo y el turismo influyen en las dinámicas de gentrificación, su conversión en museos o la degradación física. Es el caso del entorno de la Alameda y algunas zonas de Triana y San Roque.
- Núcleos de autoconstrucción. Levantados en suelo rústico a partir de oleadas de inmigrantes rurales. Con deficiencias en infraestructura. Sus orígenes han conformado un espacio social cohesivo e integrado, con un fuerte sentido de pertenencia, que se traduce en capacidad de resistencia y de adaptación. Por ejemplo, el Cerro del Águila, la Bachillera o los Carteros.
- Asentamientos mixtos del extrarradio. A medio camino de los núcleos de autoconstrucción y las barriadas de promociones públicas. Emplazados en vías de comunicación de salida de la ciudad. Mezclan usos rurales originales con ubicación de “casas baratas” más tarde. Por la necesidad de reivindicar recursos y la atención a sus necesidades, cuentan con tradición de organización vecinal y participación comunitaria. Es el caso de San Jerónimo, Torreblanca y Bellavista.
- Barriadas de promociones públicas. Construidas como unidades homogéneas y autónomas, ahora antiguas y deterioradas. Coincide una gran densidad poblacional con pocos lugares de encuentro. Suelen padecer problemas de desempleo, desestructuración familiar, abuso de drogas. Constituida por población originalmente pobre. Con cierta cultura de barrio popular. Han recibido un porcentaje significativo de inmigración reciente. Es el caso de Amate, Juan XXIII y Tres Barrios.
- Polígonos de viviendas sociales. Edificios en altura, con pocos espacios para la vinculación comunitaria y formados por colectivos realojados, desplazados e inmigrados. Los edificios existen antes que las relaciones entre vecinos y se convierten en “contenedores” de población excedente. El diseño urbano se traduce en falta de percepción de control por los habitantes, pocos espacios públicos o lugares de encuentro y falta de referentes simbólicos o de una historia compartida. Es el caso del Polígono San Pablo (con mejores indicadores de sociabilidad e identidad positiva), el Polígono Norte y el Polígono Sur.
Una de las virtualidades de esta tipología es adaptar la intervención social a las peculiaridades de cada contexto comunitario. Por ejemplo, en el libro se relata cómo la misma estrategia de cerramiento de los bajos de los bloques –para incidir en la delincuencia y el tráfico de drogas- dio lugar a resultados diferentes en el Polígono Sur y en el Polígono Norte. Las condiciones de la población configuran contextos de preparación comunitaria diferentes que hacen que una misma acción no resulte igualmente efectiva.