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Centro y periferia en comunidades rurales

CastilblancoCastilblanco de los Arroyos es un municipio de la Sierra Norte de Sevilla, situado a 34 kilómetros de la capital. Está compuesto por seis núcleos poblacionales de carácter rural, con algo más de 5000 residentes.

En un estudio reciente se compararon las experiencias de participación ciudadana, empoderamiento y sentido de comunidad en tres zonas diferenciadas:

  • El centro histórico es un núcleo poblacional consolidado, con un tejido social fuerte. Es el que cuenta con un mayor número de habitantes y el que concentra los servicios públicos y los recursos sociales del municipio.
  • La urbanización de Las Minas es un espacio más amplio, de suelo rural no urbanizable. Está compuesto por viviendas y pequeños negocios diseminados espacialmente, con pocos espacios para la interacción entre vecinos. En general predomina la primera residencia y una parte de las construcciones son ilegales.
  • La urbanización de La Colina es una zona residencial de segunda vivienda. Aunque los núcleos habitacionales están más próximos entre sí que en el caso anterior, la actividad se concentra en cada parcela con pocas oportunidades para la relación entre los vecinos.

El sentido psicológico de comunidad de los residentes en Castilblanco es significativamente más alto en el centro histórico que en las dos urbanizaciones de la periferia. El núcleo poblacional cuenta con más espacios para la interacción, muestra también niveles más elevados de participación comunitaria, y concentra los recursos sociales y la actividad de las asociaciones.

El núcleo del municipio es el origen del asentamiento, en el que se han ido sucediendo las generaciones y donde la mayor parte de la población ha vivido toda su vida o tiene un largo tiempo de residencia. Además, tanto determinados espacios físicos compartidos como las asociaciones y los recursos públicos ofrecen oportunidades para la relación vecinal.

En cambio, los espacios de la periferia empezaron a constituirse en la década de los 1970. Pese a sus diferencias en morfología y tipo de población, las formas de vida comunitaria son muy similares. Las Minas ha crecido como extensión de la población en el extrarradio mientras que La Colina es una zona de segunda vivienda donde predominan las actividades privadas y recreativas. Por diferentes motivos, en ambos casos la vida asociativa y la relación entre vecinos es bastante menos activa que en el núcleo histórico.

Fuente

  • María Isabel Rivero Vázquez (2014). Sentido de comunidad, participación y empoderamiento en el municipio de Castilblanco de los Arroyos. Un estudio de contextos residenciales. Trabajo Fin de Máster en Psicología de la Intervención Social y Comunitaria.

El objetivo de este trabajo es analizar el desarrollo de determinados procesos comunitarios en el muncipio de Castiblanco de los Arroyos, en la Sierra Norte de Sevilla, y definir los factores que están influyendo en las diferencias sociocomunitarias que encontramos en dos contextos residenciales estudiados, el Centro histórico del pueblo y la Periferia. Para ello, analizamos las siguientes variables: Sentido Psicológico de Comunidad, Participación Ciudadana, Sentido Psicológico en las Organizaciones Comunitarias y Empoderameinto Intrapsicológico. La muestra estuvo compuesta por 123 mujeres del municipio, de edades comprendidas entre 17 y 69 años, con diferentes situaciones profesionales y niveles formativos, y residentes en las zonas geográficas mencionadas. El 45,5 % de la muestra pertenece a alguna organización de carácter comunitario. Los principales resultados de este estudio indican que las variables están interrelacionadas entre si e influenciadas por características sociocomunitarias de las zonas de residencia de las participantes, mostrando valores más elevados de Sentido de Comunidad en el Centro del municipio respecto a la Periferia, y en el grupo de asociadas respecto a las no asociadas.


Dos reacciones a la idea de sentido de comunidad

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Chicago suburbs from the air (CC BY-NC-SA 2.0)

Una línea de investigación del Laboratorio de Redes Personales y Comunidades consiste en analizar el sentido psicológico de comunidad, es decir, el sentimiento de pertenencia a un colectivo amplio (más allá de la interacción directa que se produce en pequeños grupos). Esta idea genera reacciones diferentes dependiendo del público al que se dirija.

Cuando lo presento a mis alumnos en Andalucía, tengo la sensación de que el concepto es consistente con su experiencia subjetiva. En Sevilla hay formas comunitarias muy desarrolladas, con niveles elevados de cohesión social. También se refleja en mecanismos de control social comparativamente muy asentados, y a veces es una barrera para la innovación… Aunque es un estereotipo referirse a las hermandades de Semana Santa, constituyen un ejemplo prototípico de estructura meso-social, con mecanismos de reciprocidad e intercambio que se traducen en fuertes sentimientos de identificación colectiva. Para los estudiantes andaluces referirse a la “conexión emocional compartida” como una dinámica colectiva no es algo extraño sino familiar y comprensible.

Sin embargo, cuando he presentado nuestras investigaciones ante un público francés siempre he encontrado objeciones al propio término de “comunidad”. Se trata de un concepto con connotaciones políticas particularistas que entran en contradicción con el marco de referencia de la república (de la res publica), de la igualdad ante la ley o de la idea de ciudadanía. Suelo replicar haciendo un paralelismo con las dinámicas de cohesión de grupo. Hay formas de cohesión social en colectivos de nivel intermedio, meso-social, que resultan relevantes en el plano psicológico y en la estructura social, y que no se disuelven aunque adoptemos un marco político de referencia de carácter universalista.

Estas dos reacciones muestran la tensión entre el uso descriptivo y el uso político de la idea de “comunidad”. Los grupos pequeños pueden generar dinámicas positivas de cohesión social que mejoran su rendimiento, como ocurre en ocasiones en los equipos de trabajo. Normalmente son redes en las que todos los miembros se relacionan entre sí, tienen contacto directo y son visibles entre sí. Sin embargo, las formas de cohesión social también pueden darse en barrios, organizaciones o comunidades relacionales, que constituyen espacios meso-sociales en los que no todos los integrantes tienen una relación directa ni se conocen mutuamente.

La identificación con colectivos amplios, a través de redes de relaciones indirectas, constituye una experiencia cotidiana generalizada. El reto de la intervención social está muchas veces en promover dinámicas de cohesión social que no redunden en comunidades cerradas y excluyentes, con formas de identificación unívocas y poco flexibles.

Para leer más


Estudiando el sentido de comunidad

El sitio Senseofcommunity.com es un espacio para compartir información sobre sentido de comunidad, especialmente orientado a investigadores. Cuenta con un foro de debate en el que se discute sobre teoría, escalas de evaluación y el desarrollo de intervenciones.

También hay un apartado en el que se comparte bibliografía sobre el modelo teórico, la utilización de escalas de medida y la utilización del concepto en la aplicación de programas.

  • El sitio cuenta con la versión en español del Sense of Community Index (SCI) y del SCI-2. El SCI es la escala original basada en el Modelo de McMillan y Chavis.

En el blog de E-Voluntas también puedes encontrar más información sobre el concepto de sentido de comunidad y la aplicación del concepto en programas de intervención.


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