“Harwood Union Forest” es una iniciativa comunitaria en la que colabora la Universidad de Vermont con un conjunto de asociaciones e instituciones educativas de la localidad, junto con el Departamento de Parques y Jardines de Vermont. La actividad consistió en poner en marcha un proyecto de aprendizaje-servicio para promover el uso y la gestión sostenibles del bosque que rodea la ciudad. Como en otras iniciativas de aprendizaje-servicio, se trata de promover el aprendizaje de los estudiantes a través de su implicación en proyectos reales que atienden las necesidades de la comunidad. Un esquema parecido suele darse en el caso de las prácticas externas universitarias. Sirven para mejorar las relaciones con la comunidad y proporcionar recursos útiles para la población.
Aprendizaje-servicio y capital social
En la intervención se llevaron a cabo actividades educativas en el bosque. También se obtuvo madera de modo sostenible para la caldera de la escuela. A través de la observación participante se llevó a cabo un estudio de caso del proyecto, que sirvió para ilustrar los componentes del capital social que se desarrollan en este tipo de iniciativas: redes sociales, confianza, normas compartidas y reciprocidad. El aprendizaje-servicio sirvió para desplegar recursos de capital social cohesivo y de intermediación.
- Las redes de los participantes proporcionan recursos clave para el mantenimiento de la iniciativa de aprovechamiento del bosque. El proyecto se basó en las relaciones pre-existentes y la conectividad aumentó a lo largo de la implementación del proyecto.
- A través de la interacción, los profesores desarrollaron confianza en los estudiantes y les permitieron asumir más responsabilidades. Esto permitió al grupo trabajar más eficientemente.
- El grupo de trabajo fue desarrollando unas normas compartidas, informales o a través e memorándums, con distribución de roles.
- También se generó una expectativa de reciprocidad.
Poner en marcha un proyecto de estas características suele enfrentarse a retos como los siguientes:
- La colaboración conlleva tiempo y suele obviarse cuando hay temas urgentes que resolver.
- Las diferencias de poder entre los participantes pueden dificultar el proceso de colaboración.
- Las iniciativas de colaboración de pequeña escala suelen funcionar mejor que las más grandes.
- La colaboración efectiva requiere de capacidades comunitarias y organizativas.
- También son necesarios recursos económicos y financieros.
Entre las lecciones aprendidas cabe mencionar:
- Dos individuos hicieron de coordinadores y supervisaron el buen funcionamiento de la colaboración (al modo de un tutor académico y un tutor profesional), dando sostén institucional al proyecto de aprendizaje-servicio.
- De un total de 20 participantes, 6 miembros del proyecto se implicaron de forma más continua y regular, proporcionando un sostén clave para el proyecto.
- El apoyo institucional fue fundamental para mantener la colaboración.
Comentario basado en:
Coleman, K., & Danks, C. (2015). Service-learning: a tool to create social capital for collaborative natural resource management. Journal of Environmental Studies and Sciences, 1-9.