La crisis de financiación de los servicios públicos ha puesto de actualidad el debate sobre la utilidad de los servicios sociales y ha dado lugar a campañas para defender la continuidad de los servicios comunitarios que promueven la cohesión social y la calidad de vida.
La gestión por parte de las corporaciones locales -que contribuye en términos de proximidad a la comunidad- se ha convertido en un elemento de vulnerabilidad, que se une a cierto desconocimiento por parte de la población de este tipo de prestaciones. Los ciudadanos tienen una experiencia directa de los servicios de salud y del sistema educativo. Sin embargo, no suelen conocer del mismo modo los servicios sociales comunitarios. Por eso se ha señalado que una menor concienciación sobre la necesidad de este tipo de servicios ha dificultado el «blindaje» de las prestaciones, en comparación con los recursos educativos o de salud, más asentados en la población. Del mismo modo, la percepción bastante generalizada de que se trata de un sistema que gestiona fundamentalmente prestaciones asistenciales en el ámbito de la exclusión social, ha dificultado en ocasiones el desarrollo de acciones de base comunitaria y la potenciación de las dinámicas participativas más claramente orientadas al cambio social.
En este contexto, la continuidad de los servicios sociales comunitarios se enfrenta a dos retos en la implementación de programas, que pueden contribuir a mejorar la eficiencia de las intervenciones:
- Gestión basada en resultados. Los programas de los servicios sociales comunitarios deben centrarse en la implementación de prácticas basadas en la evidencia. La obtención de resultados y la evaluación de la efectividad son criterios esenciales en la selección y el mantenimiento de programas. Se trata de llevar a cabo una gestión de los recursos que incentive el desarrollo comunitario y promueva la autonomía de los usuarios.
- Ajuste comunitario. La participación social es un eje central en la implementación de este tipo de servicios. El control comunitario y el desarrollo de coaliciones mejoran la efectividad, la pertinencia y la continuidad de las acciones a nivel local. Los servicios sociales deben ser sensibles a los perfiles de preparación comunitaria de cada contexto local. Se trata de un enfoque de actuación que favorece la implicación y la co-responsabilidad de los ciudadanos.