
Elaborado por @ralphjlopez de @EvolucionaCST
Resumen del XIX Congreso Estatal del Voluntariado
El programa del XIX Congreso Estatal del Voluntariado (Sevilla, 22 y 23 de noviembre de 2017) combinó sesiones plenarias con mesas redondas y espacios de trabajo temáticos. De manera complementaria, diferentes entidades expusieron sus programas en mesas informativas y formatos multimedia alrededor de la etiqueta #CEV2017.
El área dedicada a la educación y futuro concentró diferentes experiencias de promoción del voluntariado socioeducativo. Contó con la participación de espacios de coordinación del voluntariado universitario (Paula Carmona de la oficina de voluntariado de la UPO); programas de voluntariado socioeducativo en contextos de vulnerabilidad (María Arce de Manos Abiertas del Polígono Norte – Sevilla); experiencias lideradas por jóvenes en el ámbito de la participación comunitaria (Silvia Moreno de Jóvenes Unidos de San Cristobal de los Ángeles – Madrid); participación de la comunidad educativa, a través de profesores que combinan su actividad docente con el voluntariado hospitalario (Xuxo Ruiz, de la Fundación Abracadabra); presentación de la metodología del aprendizaje-servicio (Rocío Yebra, del grupo impulsor asturiano de la Red Española de APS); y la contribución de internet como espacio de participación y cómo atender la exclusión sociodigital (Yolanda Rueda de Cibervoluntarios). La mesa estuvo moderada por Fran Santolaya, del grupo de investigación Laboratorio de Redes Personales y Comunidades – LRPC, de la Universidad de Sevilla.
Algunas ideas fuerza que se compartieron fueron las siguientes:
- El voluntariado ocupa un espacio social de naturaleza intersectorial, Las organizaciones sociales solventan problemas comunes a través de la suma de esfuerzos coordinados.
- La transición de la infancia a la juventud y hacia la vida adulta cuenta en el aprendizaje en torno a competencias y valores la oportunidad de vivir experiencias significativas. Programas de aprendizaje-servicio se ubicarían como el contexto óptimo donde crear una cultura de participación que se materialice en un futuro voluntariado
- La existencia de un capital social de base comunitaria, expresada a través de asociaciones de barrio, por ejemplo, tienen un enorme potencial de capitalizar la inquietud de la ciudadanía por implicarse en la mejora de la calidad de vida y la influencia sociopolítica. Este aspecto resulta especialmente atractivo en contextos y grupos sociales más vulnerables.
- Los contextos formales de aprendizaje tienen un margen de mejora en la incorporación de innovaciones en el modelo de enseñanza. Asumir metodologías más atractivas, integrar el trabajo en competencias, personalizar itinerarios personales de desarrollo e integrar el contacto con la comunidad en el CV de sus protagonistas a lo largo de las diferentes etapas educativas serían algunos de las áreas de interés a explorar. El voluntariado, una de las vías donde se encuentran los espacios de educación formal e informal. En definitiva, se trata se enseñar a participar a través del ejercicio de la solidaridad.
- La gestión del voluntariado está conectada con multitud de procesos organizativos cuya atención determina el éxito de la experiencia de participación: la orientación inicial, el despertar de inquietudes, el acompañamiento o la supervisión son solo algunos ejemplo. La calidad en la gestión de las organizaciones puede llegar a convertirse en un factor diferencial entre las estructuras solidarias.
- El voluntariado es una experiencia relevante en la vida de sus protagonistas, se adquieren competencias de enorme utilidad en el desarrollo vital. Ya no solo el acceso, sino el uso del ciberespacio como espacio de conexión interpersonal puede multiplicar la gestión de la información y el conocimiento que hacen tanto las personas como las organizaciones de voluntariado. Por consiguiente, reducir la exclusión sociodigital una prioridad.
El voluntariado y sus espacios de interacción

Foto@proydeand
Las experiencias propuestas durante la mesa de trabajo han puesto de relieve la versatilidad del voluntariado como estrategia de intervención. Los programas de fomento de la participación ciudadana en general y voluntariado en particular han mostrado una alta solvencia en las siguientes dimensiones de análisis:
Espacios educativos formales-informales: El voluntariado puede servir de puente para conectar experiencias de aprendizaje-servicio con el tejido comunitario local. A su vez, las entidades de voluntariado tienen en las escuelas, institutos y universidades un espacio de transmisión natural de sus inquietudes y de potencial de participación.
Espacios geográficos-relacionales. El voluntariado se muestra como una herramienta para la participación de la ciudadanía asumiendo el barrio, el municipio o lo local como espacio de interacción natural. A su vez, y fundamentalmente gracias a internet, el voluntariado puede conectar a personas y entidades con idénticas inquietudes más allá del espacio geográfico.
Espacios asistenciales-promocionales. El voluntariado asiste de manera inmediata a aquellas personas y grupos con mayor vulnerabilidad, de la misma manera que potencia el desarrollo de habilidades de colectivos tradicionalmente considerados usuarios pasivos de servicios y los acompaña hacia una rol más activo en la sociedad, situándolos en la antesala de los procesos de influencia sociopolítica.
Espacios tradicionales-innovadores. El voluntariado asume la lógica tradicional de la militancia en una entidad de referencia, donde se permanecía durante un alto tiempo. De la misma manera, se observan nuevos formatos más personalizados de participación. Esta individualización pone a prueba la capacidad de las estructuras tradicionales en su adaptación a la participación juvenil (futura adulta), multiconectada, interactiva, y que está llamada a liderar la sociedad civil organizada.
El vídeo completo de la sesión también está aquí disponible:
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